Cada hora de retraso en la atención neurológica de un accidente cerebrovascular supone un envejecimiento cerebral de 4 años.
El
ictus podría compararse con un terremoto que causa daños irreparables
en el cerebro. Sucede cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro
se detiene. Hay dos tipos: los isquémicos (por obstrucción y se deben a
trombosis o embolias) y los hemorrágicos por rotura, los comúnmente
conocidos por derrame cerebral. «En España se calcula una incidencia de
unos 150 ictus por 100.000 habitantes y en Asturias rondamos los 163»,
sentenció ayer el neurólogo José Antonio Vidal, con consulta en el San
Agustín, durante una conferencia que ofreció organizada por el Club LA
NUEVA ESPAÑA de Avilés. Precisó que en el centro sanitario
avilesino se atienden alrededor de 250 accidentes cerebrovasculares al
año y aseguró que lo más grave de estos «ataques» son las consecuencias.
Es por esto imprescindible que se atiendan estos casos de forma
urgente, antes siempre de cuatro horas: cada hora de retraso en la
atención de un ictus el cerebro envejece cuatro años. El accidente
cerebrovascular es la primera causa de muerte en mujeres y la segunda en
varones. Sólo en Asturias fallecen unas 1.200 personas al año por este
motivo, cien de ellas ligadas al área sanitaria avilesina. «Otra
consecuencia es la dependencia: el cincuenta por ciento de las personas
que sufre un ictus y sobrevive es dependiente», sentenció, e incidió que
a nivel regional se estima que hay alrededor de 8.000 dependientes, mil
de Avilés. «El ictus es la enfermedad más prevalente en el
servicio de Neurología por dependencia y secuelas», sentenció el
especialista. Añadió: «Es muy importante conocer los síntomas de alarma.
Hoy en día se disponen de tratamiento fibrinolíticos que vulgarmente
podemos decir que sirven para desatascar la tubería. En Avilés no los
hay, estos están en el HUCA y Cabueñes. Por eso cuando nosotros
recibimos un caso debemos avisar al 112 Asturias para activar código
ictus», manifestó Vidal. Destacó, así, la importancia de que el San
Agustín contara con una unidad de estas características -proyecto
paralizado por la crisis económica- para atender a pacientes con cuadros
urgentes. Los síntomas del derrame cerebral siempre surgen de
forma súbita: entumecimiento o debilidad repentinos en el rostro,
brazos o piernas, confusión súbita, dificultad para hablar o entender,
dolor de cabeza severo o dificultad repentina para caminar o para ver
con uno o ambos ojos. «Si el paciente acude a un hospital donde pueda
estar bien atendido la mortalidad se reduce a una tercera parte»,
subrayó el médico. Incidió en los factores de riesgo como fórmulas de
prevención de ictus. Aconsejó mantener bajo control la
hipertensión, la diabetes y el colesterol así como reducir o eliminar el
consumo de tabaco y alcohol. Recomendó también realizar al menos media
hora de ejercicio al día, evitar el sedentarismo y la obesidad y seguir
una dieta equilibrada. «A esto hay que añadir factores de riesgo menos
conocidos como el binomio tabaco y anticonceptivos que afecta a mujeres
jóvenes», señaló. El tratamiento pasa, en la mayoría de los casos, por
anticoagulantes y un tratamiento rehabilitador a nivel motor y
psicológico. ¿Y el ictus tiene réplicas? «Hay ictus
momentáneos que duran unos minutos y desaparecen. Es muy importante
detectarlos y acudir al médico. Otro tipo de ictus son aquellos que
sufren, sobre todo, pacientes hipertensos y diabéticos. Estos no son muy
llamativos pero es imprescindible también llevarlos bajo control»,
concluyó José Antonio Vidal.
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