Lo esencial: mi memoria, yo y los demás.
La memoria es el hilo conductor de nuestra vida y de nuestras
relaciones con los demás. Acoge, fija y moldea nuestras alegrías y
penas, encuentros y rupturas, los grandes y pequeños recuerdos. Si en
alguna ocasión nos defrauda, es porque, a veces, a lo largo de la vida,
hay momentos difíciles de sobrellevar, y necesitamos atenuarlos para
reanudar el curso de nuestra existencia.
- A cada edad nos servimos de la memoria de forma diferente:
durante la infancia y la juventud, acumulamos conocimientos que
utilizamos en la edad adulta; después, llega el momento de mirar hacia
atrás y rememorar.
- La memoria es el hilo conductor de nuestra vida. Etapa tras etapa, es la garantía de nuestra identidad.
- La vida es un continuo proceso de cambios. Nuestra existencia está jalonada de crisis en las que hay que romper con una etapa para entrar en otra. Y hablar de ruptura y crisis equivale a hablar de posibles problemas de memoria.
- El nacimiento de los nietos, la jubilación, los cambios de domicilio, la independencia de los hijos y, sobre todo, la muerte de los padres o de otros seres queridos son acontecimientos que desestabilizan y, por tanto, son susceptibles de provocar problemas de memoria.
- Los olvidos tienen a veces un significado ligado a nuestra propia experiencia vital, aunque no siempre podamos identificarlo sin ayuda.
- Las emociones pueden reavivar nuestros recuerdos o bloquear su restitución. Algunos recuerdos son tan dolorosos que invaden nuestra existencia. Cuando esto ocurre, hay que pedir ayuda al médico o a un psicólogo.
- La memoria es el hilo conductor de nuestra vida. Etapa tras etapa, es la garantía de nuestra identidad.
- La vida es un continuo proceso de cambios. Nuestra existencia está jalonada de crisis en las que hay que romper con una etapa para entrar en otra. Y hablar de ruptura y crisis equivale a hablar de posibles problemas de memoria.
- El nacimiento de los nietos, la jubilación, los cambios de domicilio, la independencia de los hijos y, sobre todo, la muerte de los padres o de otros seres queridos son acontecimientos que desestabilizan y, por tanto, son susceptibles de provocar problemas de memoria.
- Los olvidos tienen a veces un significado ligado a nuestra propia experiencia vital, aunque no siempre podamos identificarlo sin ayuda.
- Las emociones pueden reavivar nuestros recuerdos o bloquear su restitución. Algunos recuerdos son tan dolorosos que invaden nuestra existencia. Cuando esto ocurre, hay que pedir ayuda al médico o a un psicólogo.
Información procedente de: http://www.plusesmas.com
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