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miércoles, 20 de marzo de 2013

Lo esencial: mi memoria, yo y los demás.

La memoria es el hilo conductor de nuestra vida y de nuestras relaciones con los demás. Acoge, fija y moldea nuestras alegrías y penas, encuentros y rupturas, los grandes y pequeños recuerdos. Si en alguna ocasión nos defrauda, es porque, a veces, a lo largo de la vida, hay momentos difíciles de sobrellevar, y necesitamos atenuarlos para reanudar el curso de nuestra existencia.

- A cada edad nos servimos de la memoria de forma diferente: durante la infancia y la juventud, acumulamos conocimientos que utilizamos en la edad adulta; después, llega el momento de mirar hacia atrás y rememorar.

- La memoria es el hilo conductor de nuestra vida. Etapa tras etapa, es la garantía de nuestra identidad.

- La vida es un continuo proceso de cambios. Nuestra existencia está jalonada de crisis en las que hay que romper con una etapa para entrar en otra. Y hablar de ruptura y crisis equivale a hablar de posibles problemas de memoria.

- El nacimiento de los nietos, la jubilación, los cambios de domicilio, la independencia de los hijos y, sobre todo, la muerte de los padres o de otros seres queridos son acontecimientos que desestabilizan y, por tanto, son susceptibles de provocar problemas de memoria.

- Los olvidos tienen a veces un significado ligado a nuestra propia experiencia vital, aunque no siempre podamos identificarlo sin ayuda.

- Las emociones pueden reavivar nuestros recuerdos o bloquear su restitución. Algunos recuerdos son tan dolorosos que invaden nuestra existencia. Cuando esto ocurre, hay que pedir ayuda al médico o a un psicólogo.
 
Información procedente de: http://www.plusesmas.com

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