¿Cómo afrontar la soledad?
Una de las consecuencias que tiene la dedicación que un enfermo de Alzheimer requiere del cuidador, es que éste se vea atrapado en una espiral sin fin. Parece que no hay salida posible, que todo lo que haces, a partir de ese momento, es vivir la vida de otro, atendiendo únicamente a sus necesidades. Si te dejas llevar por todo lo que el enfermo, sin ninguna intención de maldad, absorbe de tí, corres el peligro de abandonar tu vida. Y eso es algo que no debes nunca permitir. ¡No puedes dejar de vivir! Se produce la paradoja de que aunque el enfermo sin pretenderlo te esté robando la vida, necesita que estés a pleno rendimiento para cuidarlo. Por lo que cuidarte tú mismo se convierte en una tarea tan importante como cuidar del enfermo. Es la otra cara de la misma moneda.
Desgraciadamente el día a día de esta enfermedad para el cuidador supone un desgaste en todos los aspectos de su vida: físico, psíquico, emocional, anímico, incluso social. Es casi inevitable. Y habrá muchos días, incluso temporadas enteras en las que sentirás, debido precisamente a ese desgaste, que vives en un sin sentido. Pero, no debes olvidar que hay vida
Es aconsejable salir de casa, solo o con amigos, practicar algún deporte o algún hobby, o simplemente despejarse,
ya que te permite respirar aire nuevo, aclarar las ideas y olvidarte
durante un buen rato de todo. Sin embargo, en muchas ocasiones esto no
es suficiente, pues la vuelta a casa supone volver a empezar de nuevo a
recorrer aquella espiral.
Compartir tus sentimientos con seres queridos, que conozcan tu situación, también puede aliviar algo más tu carga. La gente cercana a tí,
tus amigos, otros familiares, vecinos, incluso, con los que no te
relacionas íntimamente, son más comprensivos de lo que puedas pensar. En
general, pienso, que la gente es amable y dada a ayudar, así que no temas decir que necesitas un favor, o que estás mal un día.
Lo comprenderán. No te aísles ni te quedes solo, porque, sinceramente,
en lo que concierne a esta enfermedad, por desgracia cada vez más
generalizada, si pides ayuda, no te la negarán.
Salir de casa y despejarte, es un deber, relacionarte con tus seres
queridos y contar con ellos, es una necesidad, pero todo esto puede ser
también insuficiente. Estar al cuidado de un enfermo de Alzheimer puede
durar años y ese tiempo hace que dentro de tí crezca cada vez más la
desesperanza, que pierdas las ganas de seguir luchando e incluso el
apetito o el sueño. Si llegas a esta situación es muy difícil volver
atrás, por eso te aconsejo que si comienzas a sentir la fuerte presión
que esta situación ejerce sobre tí, busques en seguida ayuda profesional. Asuntos Sociales de tu ayuntamiento, puede ser una vía de escape y ayudarte a buscar soluciones. Las Asociaciones de Familiares de Enfermos de Alzheimer,
están muy bien organizadas y ofrecen muchos servicios tanto para el
enfermo como para el cuidador, así que no dudes ni un momento en ponerte
en contacto con ellos, si sientes la necesidad.
Un gran sabio y pensador, padre de una de las grandes corrientes
místicas de la historia, hizo una analogía entre la música y la manera
en que el hombre debe vivir en su relación con la naturaleza y con el
mundo en general, que pienso se puede aplicar a la situación del
cuidador. Dijo: “para que suene música en la guitarra las
cuerdas deben tensar en su justa medida. Si están demasiado tirantes, se
romperán; si están flojas, no sonarán” Es decir, en todo lo que hagamos, si queremos encontrar algo de felicidad, debemos buscar el equilibrio. Si eres cuidador y tensas demasiado tu situación, te romperás como la cuerda de la guitarra. Por
eso debes buscar el punto intermedio que te ayude a seguir adelante en
tu labor y a la vez te haga sentir bien, y puede ser salir con amigos y
despejarte, compartir con seres queridos tus sentimientos o solicitar
ayuda de los profesionales. No importa cuál, lo importante es que encuentres tu equilibrio entre cuidar y cuidarte. ¡¡¡Es el consejo más sabio!!!
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