Síntomas psicológicos y conductuales de la demencia: prevención, diagnóstico y tratamiento.
Javier Olazarán-Rodríguez, Luis F. Agüera-Ortiz, Rubén Muñiz-Schwochert
Introducción
Los síntomas psicológicos y conductuales de la demencia (SPCD)
conllevan sufrimiento personal, son causa de deterioro añadido, y
agravan la factura económica y social de las demencias.
Objetivo
Ofrecer una aproximación sistemática para la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de los SPCD.
Desarrollo
Se adopta una perspectiva global que
considera factores biológicos, psicológicos y sociales, tratando de
evitar tanto la medicalización excesiva como una actitud únicamente
psicologicista. La satisfacción de las necesidades básicas, el
tratamiento de la comorbilidad médica y psiquiátrica, la adaptación del
entorno, el tratamiento farmacológico específico de la demencia, y el
asesoramiento y apoyo al paciente y a sus cuidadores contribuyen a
evitar la aparición de los SPCD. El diagnóstico de los SPCD se basa en
la anamnesis y en la observación. Es útil identificar un SPCD primario o
desestabilizador sobre el que se desplegarán hipótesis y tratamientos
específicos basados en la modificación del entorno, los fármacos, las
terapias no farmacológicas y la evaluación continua. Cualquier actuación
debe integrarse en un plan de cuidados centrados en la persona, cuya
finalidad es el bienestar y la calidad de vida del paciente y de sus
cuidadores.
Conclusiones
Los SPCD son el resultado de factores
biológicos, psicológicos y sociales. En el actual escenario de ausencia
de tratamientos curativos en la mayoría de las demencias, la
aproximación sistemática y multidisciplinar dirigida a prevenir y tratar
los SPCD es una oportunidad terapéutica de alta rentabilidad personal y
social.
Introducción
Los síntomas psicológicos y conductuales
de la demencia (SPCD) generan sufrimiento en el paciente y en el
cuidador, agravan el deterioro cognitivo y funcional, y precipitan la
institucionalización [1,2]. Frente a las manifestaciones cognitivas y
funcionales de la demencia, determinadas por el sustrato biológico y en
gran medida predecibles, los SPCD pueden aparecer prácticamente en
cualquier momento de la enfermedad, con un patrón de agrupación muy
variable [3]. Esta variabilidad es fruto de la importante influencia de
factores psicológicos y ambientales susceptibles de modificación (Fig.
1), que ofrece una oportunidad para el tratamiento.
La conferencia de consenso convocada
por la Asociación Internacional de Psicogeriatría en 1996 acuñó el
término ‘behavioral and psychological symptoms of dementia’ (SPCD en
castellano) para aludir a un conjunto de síntomas y signos, previamente
denominados de forma diversa (por ejemplo, síntomas psiquiátricos,
complicaciones conductuales, problemas de conducta) que pueden aparecer
en las personas con demencia. El nuevo término implicaba dos clases de
síntomas: los síntomas psicológicos, más complejos y elaborados desde el
punto de vista mental, obtenidos a través de la entrevista con el
paciente y sus cuidadores (por ejemplo, depresión, ansiedad, psicosis); y
los ‘síntomas’ (en realidad signos) conductuales, más básicos,
obtenidos mediante la observación directa del paciente (por ejemplo,
agresividad, hiperactividad motora, desinhibición). Hoy en día, los SPCD
constituyen un terreno abierto y multidisciplinar, de potencial interés
incluso en las fases prodrómicas [4] e imprescindible en el manejo
clínico de las demencias [5].
Los SPCD son altamente prevalentes
[6,7], aunque se trata de un problema en parte evitable, debido a la
falta de conocimiento acerca de los factores que los generan y a la
ausencia de una aproximación sistemática que impregne el ámbito médico,
familiar, social e institucional (centros de día y residencias). El
presente trabajo ofrece un marco sistemático e integral para la
comprensión, la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de los SPCD.
Se dirige tanto a los profesionales sanitarios como a los profesionales
del ámbito social. Deseablemente, el diálogo interprofesional derivará
en un lenguaje común y un tratamiento coordinado que redundará en
bienestar para la persona con demencia, sus cuidadores y toda la
sociedad
Génesis de los SPCD
Se han identificado factores biológicos
que dan lugar a SPCD fácilmente caracterizables y útiles para el
diagnóstico etiológico. El ejemplo paradigmático es el trastorno de
conducta del sueño REM, hasta la fecha sólo descrito en el contexto de
αsinucleinopatías (enfermedad de Parkinson, demencia con cuerpos de Lewy
y degeneración multisistémica) y altamente mejorable con clonacepam
[8]. Otros trastornos, como la hiperfagia, la desinhibición, las
conductas estereotipadas (daño frontal) y la afectividad pseudobulbar
(daño subcortical o en el tronco cerebral), encajan aceptablemente en el
modelo biológico. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los SPCD
aparecen como resultado de una interacción compleja de factores
biológicos, psicológicos, sociales y ambientales que actúan sobre un
organismo biológicamente predispuesto (Fig. 1), por lo que la
aproximación ha de ser claramente multidisciplinar.

Figura
1. Modelo biopsicosocial para explicar las distintas manifestaciones
clínicas de la demencia. SPCD: síntomas psicológicos y conductuales de
la demencia.
Factores biológicos
Desde la perspectiva biológica, los SPCD
se explican por una combinación de factores anatómicos, bioquímicos y
genéticos, estos últimos mucho menos conocidos. El daño o disfunción
frontal ha sido descrito como el principal determinante de alteraciones
conductuales, ya sea debido a una alteración en los impulsos (apatía,
hiperactividad, desinhibición, cambios en la alimentación) o a un
deficiente juicio o contraste con la realidad (alteración del
pensamiento, fabulación). La disfunción frontal actuaría en solitario
(hiperfagia, apatía, etc.) o en combinación (por ejemplo, en el
trastorno de identificación asociado al daño o disfunción temporal
derecha, o en la fabulación asociada a la alteración del circuito de
Papez) [9].
Las diferentes entidades anatomoclínicas se acompañan de tipos o
combinaciones de SPCD en la medida en que muestran preferencia por
distintas regiones cerebrales. Además de los ejemplos ya mencionados,
son relativamente específicas las alucinaciones visuales (demencia con
cuerpos de Lewy) y las identificaciones erróneas (enfermedad de
Alzheimer). La fragmentación del sueño tiende también a aparecer con
mayor frecuencia en la enfermedad de Alzheimer, debido al déficit
colinérgico y a la degeneración del núcleo supraquiasmático [10].
Asimismo, se han descrito en la enfermedad de Alzheimer alteraciones en
neurotransmisores, y asociaciones entre polimorfismos genéticos y SPCD.
Las vías más implicadas son las de la serotonina, noradrenalina,
dopamina y glutamato [9,11,12].
De forma menos específica, cualquier
proceso médico intercurrente que provoque cambios tóxico- metabólicos,
malestar o dolor desencadenará SPCD por un mecanismo de daño difuso, que
típicamente dará lugar a estados de agitación o retraimiento,
acompañados de una semiología rica y variable (alteración de la
percepción y el pensamiento, ansiedad, signos físicos, etc.) [13]. La
posibilidad de una causa médica aguda añadida a la demencia ha de estar
siempre presente, en cuyo caso se tratará de un síndrome confusional. La
distinción entre el síndrome confusional y los SPCD no siempre es
fácil, pero de ello puede depender el pronóstico funcional e incluso
vital (Tabla I).
Factores psicológicos
La perspectiva psicológica ofrece
explicaciones plausibles para la comprensión de los SPCD. Durante la
vida, el ser humano va forjando su personalidad y va adquiriendo
recursos para afrontar los retos y las adversidades (identificación y
resolución de problemas, red social, humor, creencias, etc.). También
-añade la corriente dinámica–, el ser humano se esfuerza por adaptar los
rasgos de personalidad a los requerimientos del entorno. Los SPCD se
explicarían como intentos fracasados de manejar o adaptarse a los
cambios fisiopatológicos y ambientales. La pérdida de capacidades
cognitivas podría compensarse inicialmente con la puesta en juego de
recursos, pero los rasgos más básicos de la personalidad terminarían
aflorando. Por ejemplo, una persona suspicaz que no recuerda dónde
colocó un objeto ya no será capaz de suprimir o de elaborar este rasgo
de personalidad y dirá que le han robado (interpretación delirante).
También en esta línea, la apatía se interpreta como la evitación, más o
menos consciente, de situaciones difíciles o estresantes (Fig. 2)
[14,15].


Factores sociales y ambientales
Los modelos de la reducción del umbral
para el estrés y de las necesidades no cubiertas, y la teoría del
aprendizaje ayudan a comprender cómo se generan y mantienen los SPCD.
Sucesos vitales estresantes o simplemente estímulos que el paciente no
sea capaz de procesar o comprender pueden dar lugar a SPCD. En el
extremo opuesto, la pérdida de relaciones o de otros estímulos,
actividades o funciones relevantes para el individuo generará también
SPCD [16]. El modelo de las necesidades no cubiertas distingue entre las
necesidades biológicas (alimentación, adecuada temperatura,
iluminación, actividad física, etc.), psicológicas (seguridad, empatía,
refuerzo afectivo, presencia de otros, etc.) y sociales (compañía,
valoración, respeto, etc.). En un reciente estudio, el número de
necesidades no cubiertas fue el principal factor asociado a SPCD. Las
necesidades más frecuentemente detectadas fueron la realización de
actividades, la compañía y la ayuda con el distrés psicológico [17].
La teoría del aprendizaje, derivada del
modelo conductual, explica cómo los estímulos ambientales pueden
mantener, extinguir o cambiar las conductas en función del tipo de
refuerzo (placentero o displacentero) asociado. El cuidador, ya sea
familiar o profesional, desempeña un papel fundamental tanto en la
prevención como en la causa de muchos SPCD. La mayoría de los estudios
de SPCD y cuidadores se centran en los efectos de éstos sobre el
cuidador. Hay escasa bibliografía en el sentido inverso, pero, en
opinión de los autores, es clave. Por ejemplo, un cuidador podría estar
reforzando una conducta agitada si sólo presta atención a su familiar
con demencia en los momentos en que éste se muestra inquieto o agitado.
Otras conductas del cuidador que pueden crear o mantener SPCD son: trato
paternalista, autoritario o infantilizante, exasperación, ignorar al
paciente, imponer cosas o luchas de poder, o preguntar frecuentemente lo
mismo para que el paciente lo recuerde. [18].
Más allá del entorno personal, otros
factores ambientales pueden ser también determinantes. La utilización de
luz por encima de niveles considerados normales y la reducción del
ruido (megafonía, música no deseada, etc.) mejoran el sueño y reducen
los SPCD en pacientes institucionalizados [19]. Residencias pequeñas,
habitaciones individuales y un menor número de pacientes por sala se
asocian a una menor agresividad, mientras que, a mayores medidas de
seguridad, la frecuencia de conductas arriesgadas y autolesivas resulta
mayor [19,20]. Las sujeciones físicas, utilizadas como supuestas medidas
de seguridad, también pueden aumentar las conductas autolesivas, la
agitación y la ansiedad [21].
Atención:
Accede a este pdf completo (texto completo, gráficos y bibliografia) a través del enlace
http://www.neurologia.com/pdf/Web/5510/bi100598.pdf
Olazarán-Rodríguez J, AgüeraOrtiz LF, Muñiz-Schwochert R. Síntomas
psicológicos y conductuales de la demencia: prevención, diagnóstico y
tratamiento. Rev Neurol 2012; 55: 598-608.
© 2012 revista de Neurología
Vía | Blog Fundación Cien