Apoyo, orientación y ayudas sociales, básicos para afrontar el Alzheimer.
En plena tormenta económica, la mayor
sensibilización respecto al Alzheimer deja la esperanza de que se pueda
avanzar en la atención de estos enfermos y sus cuidadores.
En el amplio espectro de las
enfermedades degenerativas seguramente pocas afectan tanto, no sólo al
paciente sino también a su familia y circulo afectivo, como el Alzheimer. Y de igual manera ocurre con el tiempo, pocas enfermedades se prolongan tanto en su duración una vez iniciadas.
Este proceso, particularmente devastador, supone para las familias el
afrontar y resistir dos situaciones distintas: primero irán viendo
desaparecer la personalidad del paciente que conocen y quieren; y
finalmente, tendrán que asumir su muerte física. Vivirán dos veces la
desolación y la pena de su pérdida.
Por otro lado el cuidado y atención a estos pacientes, durante todo el
curso de su enfermedad, es un proceso agotador, física y emocionalmente.
Por todo ello nadie debería pasar solo por esta situación.
El Alzheimer no permite acomodarse con un estado de
cosas, acostumbrarse a un cierto deterioro que nos permita algo de
relajación. Al contrario, los cuidadores se encuentran con que, cuando
han superado un punto crítico o un problema concreto, el empeoramiento
del enfermo les obliga a afrontar problemas nuevos y cada vez más
complejos.
Este estado de cosas hace que, con frecuencia, los cuidadores empiecen a
dar señales de trastornos mentales o de mala salud con el paso del
tiempo. Sentimientos encontrados, agotamiento, ira o depresión pueden
sumir en un caos emocional a personas que estaban bien antes de afrontar
el cuidado de un enfermo de Alzheimer.
Numerosos estudios han vinculado el cuidado de pacientes que sufren de
demencia con peor salud mental y psicológica y más uso de medicación
psiquiátrica por parte de sus cuidadores. Es evidente, por lo tanto, que
el apoyo emocional por parte de familiares y amigos, el reforzamiento
de la autoestima, y el uso de recursos para ayudar con las tareas del
hogar son elementos positivos para la persona que se encarga del
enfermo. Todo ello le será muy útil como protección frente al estrés.
Ante la circunstancia de tener un paciente de Alzheimer en
la familia es muy importante que todo su círculo familiar pueda recibir
apoyo y orientación por parte de profesionales. Conocer las ayudas
sociales disponibles, entender el proceso que se va a ir viviendo,
disponer de recursos psicológicos y emocionales son importantes ayudas
para llevar mejor la abrumadora tarea de cuidar a uno de estos enfermos.
La nota positiva radica en que, frente al aumento de esperanza de vida y
del número de ancianos, el número de organizaciones privadas no ha
dejado de crecer, y con ello la presión activa para que se siga
investigando.
Desde esta página animo a todos los que os encontréis en una situación
de este tipo a que recurráis a las asociaciones de vuestra zona. Allí
podréis encontrar el apoyo y la experiencia de buenos profesionales.
Incluso en medio de la tormenta económica que vivimos, la mayor sensibilización social respecto al Alzheimer nos deja una esperanza de que se pueda seguir avanzando en la atención y el cuidado de estos enfermos y de sus cuidadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario