La deshidratación afecta a tu rendimiento intelectual.

Es lo que concluye un estudio titulado ‘Rendimiento cognitivo y deshidratación',
dirigido por la Prof. Dra. Ana Adan de la Universidad de Barcelona y
publicado en la revista Journal of the American College of Nutrition.
Según el mismo, la deshidratación de carácter leve o moderado es un
estado que “se puede producir con mucha facilidad y, en la actualidad,
existen numerosos estudios científicos que han evidenciado la
repercusión negativa que estas situaciones tienen en la capacidad de
ejecución cognitiva”. De este modo, una correcta hidratación se torna
decisiva para la prevención de accidentes laborales y el desarrollo de enfermedades.
¿Qué entendemos por deshidratación? Los expertos
consideran un estado de deshidratación leve la pérdida de un 1-2% de
agua corporal, mientras que un estado moderado sería de un 2-5% y uno
grave cuando esta es superior al 5%, algo nada habitual entre la
población general. Así pues, cuando nuestro estado de deshidratación es
superior al 2%, los cambios en la cantidad de sales y electrolitos
corporales alteran la actividad cerebral y el correcto funcionamiento de
los sistemas de neurotransmisión, haciendo que nuestra capacidad de memoria a corto plazo disminuya y alterando nuestra capacidad de concentración y rendimiento, aumentando de esta forma las posibilidades de sufrir un accidente de trabajo, ya seamos adultos jóvenes o personas mayores.
En este sentido, el presidente de la Academia Española de Nutrición y
Ciencias de la Alimentación (AEN), el Profesor Lluis Serra-Majem,
alertó en la Sesión Científica Extraordinaria sobre Nutrición e
Hidratación celebrada a principios de febrero que la deshidratación
puede causar sensación de confusión y de fatiga, somnolencia, mayor
riesgo de caídas, infección del tracto urinario, formación de cálculos
renales, problemas dentales, trastornos broncopulmonares, estreñimiento,
dolores de cabeza y migrañas. Incluso, si la carencia es bastante
elevada puede llevar al colapso y a la muerte. “De hecho, existen
estudios que muestran que la falta de líquido durante más de 12 horas puede provocar dolores de cabeza
y que, por el contrario, la ingesta de líquido en personas con cefaleas
reduce su duración e intensidad”, concluyó este experto.
La ingesta de líquidos, imprescindible
Consumir entre 2 y 2,5 litros de líquido al día (20-25% de alimentos; 75-80% de bebidas) es la principal recomendación de los expertos. “Cualquier alimento o bebida, excluyendo las alcohólicas,
con un contenido mínimo de agua del 80%, se puede decir que tienen la
capacidad de hidratar, es decir, de aportar líquido al organismo. En
este grupo estarían las frutas, verduras, ensaladas, caldos y sopas,
infusiones, leche, zumos, refrescos, etc.”. Pero también debemos atender
a las condiciones ambientales o a si estamos realizando una actividad física, además de la intelectual.
Asimismo, la profesora Ana Adam argumenta que un adulto puede estar
deshidratado incluso cuando cree estar ingiriendo suficiente líquido.
“Se ha constado que los trabajadores no beben suficientes líquidos
durante la jornada laboral e incluso llegan al trabajo deshidratados”,
advierte. Así que, ya sabes: si te encuentras fatigado y no te
concentras en el trabajo, puede que no te hayas hidratado lo suficiente.
¿Qué cantidad de líquido sueles beber al día?
Información procedente de: http://es.tendencias.yahoo.com
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