El placer de recordar.
No todas las formas de memoria son afectadas por igual cuando se padece la enfermedad de Alzehimer, y hay mucho por hacer para estimular esa función y ganar calidad de vida. Efectos de la terapia de reminiscencia.
Es habitual que aquellas personas que empiezan a notar un déficit
progresivo en su capacidad de recordar, pongan el acento en este déficit
y terminen pensando que “no se acuerdan de nada”, lo que los sume en un
sentimiento de penosa invalidez que afecta su autoestima.

En las
etapas iniciales, los déficits aparecen más marcados en la capacidad de
recordar hechos recientes y en el aprendizaje de información nueva. La
memoria remota (recordar eventos de hace muchos años), la memoria
semántica (recordar el significado de las palabras) y la memoria
procedural (recordar cómo hacer las cosas), se mantienen relativamente
intactas en las primeras etapas.
Por esta razón, uno de los abordajes terapéuticos que ha demostrado eficacia es la “terapia de reminiscencia”. Consiste en compartir el recuerdo de actividades, eventos y experiencias del pasado con otra persona o en un grupo, habitualmente a través de la palabra y el relato, o utilizando materiales concretos que favorezcan la aparición de los recuerdos.
Por esta razón, uno de los abordajes terapéuticos que ha demostrado eficacia es la “terapia de reminiscencia”. Consiste en compartir el recuerdo de actividades, eventos y experiencias del pasado con otra persona o en un grupo, habitualmente a través de la palabra y el relato, o utilizando materiales concretos que favorezcan la aparición de los recuerdos.
Una
variedad de medios pueden estimular la memoria, utilizando diversas
vías sensoriales (auditiva, táctil, visual, olfativa y gustativa). Se
puede estimular visualmente a través de fotografías, videos, cuadros, u
objetos significativos de la vida personal. Auditivamente, usando
melodías de otras épocas, escuchando programas de radio antiguos,
recordando expresiones lingüísticas no vigentes actualmente. El gusto y
el olfato pueden estimularse con la degustación de comidas y sabores
lejanos o a través de fragancias del pasado. Y tocar objetos, sentir las
diferentes texturas de telas y objetos antiguos estimulan la vía
táctil.
Reactivando el pasado personal se intenta mantener la propia identidad y se modifican las evaluaciones negativas acerca del funcionamiento de la memoria. También la tendencia a prestar atención sólo a aquello de lo que no puede acordarse, que crea un círculo vicioso, porque cuanto más se enfatiza lo que no puede acordarse, más se inhibe el recuerdo y se incrementa el malestar anímico.
Esta propuesta terapéutica que se realiza individualmente o en grupos incide en la relación que la persona tiene con su propia capacidad de recordar, ayudándole a tomar contacto con ese otro aspecto de su memoria que sí funciona adecuadamente. Porque sí tienen a su disposición un rico caudal de recuerdos, sólo que no suelen acudir a él.
Un aspecto clave de esta terapia es que debe ser un espacio placentero. Los recuerdos que se favorecen han de ser siempre agradables, y que fomenten el bienestar y el disfrute. La puesta en juego de la memoria es placentera en todo sentido: porque encontró un recuerdo y porque ese recuerdo es en sí mismo placentero. Tanto por el acto como por el contenido.
Reactivando el pasado personal se intenta mantener la propia identidad y se modifican las evaluaciones negativas acerca del funcionamiento de la memoria. También la tendencia a prestar atención sólo a aquello de lo que no puede acordarse, que crea un círculo vicioso, porque cuanto más se enfatiza lo que no puede acordarse, más se inhibe el recuerdo y se incrementa el malestar anímico.
Esta propuesta terapéutica que se realiza individualmente o en grupos incide en la relación que la persona tiene con su propia capacidad de recordar, ayudándole a tomar contacto con ese otro aspecto de su memoria que sí funciona adecuadamente. Porque sí tienen a su disposición un rico caudal de recuerdos, sólo que no suelen acudir a él.
Un aspecto clave de esta terapia es que debe ser un espacio placentero. Los recuerdos que se favorecen han de ser siempre agradables, y que fomenten el bienestar y el disfrute. La puesta en juego de la memoria es placentera en todo sentido: porque encontró un recuerdo y porque ese recuerdo es en sí mismo placentero. Tanto por el acto como por el contenido.
Después
de un tiempo de este tratamiento, los pacientes mejoran la autoestima,
lo cual se expresa e incide en otras áreas de su relación con los demás,
ya que al no sentirse tan “en menos”, participan más en los
intercambios sociales. Esto es posible aún en pacientes con enfermedad
de Alzheimer.
La autora es psicóloga, fundadora y coordinadora de NEUROPSIC, titular de la cátedra Tratamiento Rehabilitador en Neuropsicología de la carrera de Especialización en Neuropsicología Clínica de la Universidad de Buenos Aires, y autora de más de 40 artículos sobre neuropsicología publicados en revistas nacionales e internacionales y de varios libros, entre ellos Evaluación Neuropsicológica en Adultos.
La autora es psicóloga, fundadora y coordinadora de NEUROPSIC, titular de la cátedra Tratamiento Rehabilitador en Neuropsicología de la carrera de Especialización en Neuropsicología Clínica de la Universidad de Buenos Aires, y autora de más de 40 artículos sobre neuropsicología publicados en revistas nacionales e internacionales y de varios libros, entre ellos Evaluación Neuropsicológica en Adultos.
http://www.neuropsicologia.com.ar/
Información procedente de: http://www.clarin.com
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