El deterioro de la memoria se refleja en los niveles de cortisol.
Investigadores de la UNED han medido el cortisol, una hormona implicada en el aprendizaje y la memoria, para identificar diferentes tipos de deterioro cognitivo ligero –en algunos casos, la fase previa al alzhéimer y otros tipos de demencia–. Los expertos han analizado los niveles de esta hormona en tres momentos del día y han descubierto que se encuentran alterados por la mañana en pacientes con este pronóstico.
“Hemos sido los primeros investigadores en identificar que el
cortisol es una hormona que puede ser utilizada como biomarcador para
identificar ciertos tipos de deterioro cognitivo ligero”, explica César
Venero, investigador del departamento de Psicobiología de la UNED.
Su hallazgo, que se publica en la revista Psychoneuroendocrinology,
se refiere a dos tipos concretos de deterioro cognitivo: el de tipo no
amnésico –donde alguna función ejecutiva está alterada pero la memoria
se encuentra intacta– y el mutidominio –donde tanto algún aspecto de la
memoria como alguna función ejecutiva están afectadas–. Estas patologías
son, en algunos casos, el primer estadio que se observa antes de
desarrollar la enfermedad de Alzheimer u otras demencias.
Los investigadores, miembros del grupo CINCO
de la UNED, evaluaron el estado cognitivo de 56 personas de entre 65 y
90 años, a través de cuestionarios centrados en la memoria semántica, la
memoria a corto y largo plazo y la función ejecutiva. “A partir de esta
evaluación, observamos que 36 personas sufrían deterioro cognitivo leve
y 20 estaban sanas”, indica Herminia Peraita, investigadora de la UNED y
coautora del estudio.
Además, midieron los niveles de cortisol en tres momentos del día: al
despertarse, a media tarde y antes de dormir, teniendo en cuenta que
esta hormona es más abundante por la mañana que por la noche.
Midieron los niveles de cortisol en tres momentos: al despertarse, a media tarde y antes de dormir.
La medición se realizó con muestras de saliva depositadas en un
algodón. “La ventaja de utilizar la saliva es doble. Por un lado, porque
se trata de un método no invasivo y por otro, porque el cortisol que
medimos es el que circula libre por nuestra sangre que, cuando llega al
cerebro, ejerce diversas acciones en nuestro estado de ánimo y en
nuestra memoria”, señala Venero.
Los resultados mostraron que
aquellas personas con deterioro cognitivo de tipo no amnésico y
multidominio presentaban, al despertarse, un patrón de liberación de
cortisol superior a los sujetos sanos con edades y niveles de educación
similares.
Posible regulación con fármacos
Dentro de unos
valores normales, el cortisol es una hormona que influye en el
aprendizaje y en el recuerdo de lo aprendido, “pero si los niveles son
elevados y se mantienen así mucho tiempo, pueden producirse cambios
perjudiciales en nuestro cerebro”, afirma el investigador.
En ese
caso, las neuronas pierden su capacidad de comunicarse entre ellas de
manera correcta e incluso pueden llegar a morir, lo que se traduce en
alteraciones en la función cognitiva.
Los resultados del estudio
abren una puerta a la regulación del cortisol a través de fármacos, que
ayudarían a prevenir o retrasar la aparición de cierto tipos de
deterioro cognitivo asociados a la edad.
Información procedente de: http://www.agenciasinc.es
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