Madres podrían prevenir el alzheimer de sus futuros hijos (Prevención desde el útero materno).
Dietas que dañan el cerebro del bebé
La moda de hacer régimen durante el embarazo favorece la aparición en el hijo de depresión, estrés y problemas de memoria.
«Como se suponía que en una cultura como la nuestra todo el mundo comía bastante bien, los ginecólogos no preguntaban a las gestantes sobre su alimentación.
Pero en las últimas décadas se ha ido hacia una cultura de la
privación, cuyas consecuencias se dejarán notar en un futuro próximo»,
vaticina el especialista, director médico del Instituto Burmuin de cuidado del cerebro. Las mujeres -«los hombres también», matiza el experto- han eliminado el consumo de todo tipo de grasa de su dieta.
Lo peor es haberlas erradicado del
desayuno, porque luego, después de esa primera ingesta diaria, han de
enfrentarse «sin la energía necesaria» a largas jornadas de trabajo, a
las que a menudo sigue el «tremendo desgaste» de las tareas domésticas.
Esa decisión supone suprimir de la dieta el 70% de los aportes que
necesita el cerebro para su buen funcionamiento y que son grasas que
están presentes solo en la comida. El cuerpo es incapaz de producirlas.
Pescado azul
Son los ácidos grasos poliinsaturados, los famosos Omega 3 y otros menos
conocidos como los Omega 6 y Omega 9 que, según «infinidad de
investigaciones», desempeñan un «papel fundamental» en el buen funcionamiento del sistema nervioso.
El cerebro necesita estar bien engrasado para razonar, coordinar la
actividad corporal, estructurar el lenguaje y regular el tiempo de sueño
y la vigilia, entre otras funciones básicas. «Más de un 60% de su
composición es grasa», que se ha de obtener, según destaca Aizpiri, no
sólo del pescado azul, sino de otros productos, como lapas, mejillones,
berberechos, caracoles, nueces, avellanas y aceite de oliva. El pescado
azul que más fama lleva es el bonito, pero sus nutrientes también se
hallan en las sardinas, anchoas, verdel, salmón y chicharro.
«Una mujer activa, sin un aporte
nutricional suficiente, vivirá su embarazo con mayores dolores,
depresión, irritabilidad, cansancio y cuando llegue la hora del parto,
en malas condiciones y agotada», resume el neuropsiquiatra. El feto
también pagará las consecuencias de su mala dieta. En ese tercer
trimestre, más que nunca, necesita ácidos esenciales para nutrir su
cerebro en formación y prevenir la aparición en el futuro de «depresión, estrés postraumático, alzhéimer, alteraciones de la memoria y deterioro cognitivo», entre otros males.
El consumo excesivo de grasas
-especialmente las procedentes de la carne roja- favorece la aparición
de colesterol y de enfermedades cardiovasculares, pero se necesitan para
vivir. «Son como el aceite de un coche. Si te quedas corto lo quemas y
si te pasas, lo ahogas», concluye Aizpiri.
FERMÍN APEZTEGUIA / BILBAOFuente ABC
Información procedente de: http://www.alzheimeruniversal.eu
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