Hoy hablamos de alumnos que tienen 55 años o más. Son jubilados, se
sienten parte activa de esta sociedad, les gusta cultivar la mente y el
espíritu.
Algunas de estas personas no tuvieron oportunidad de estudiar; por eso, hoy ya jubilados
y considerados "no aptos para la vida laboral", acuden a las aulas de
mayores. Prefieren pasar su tiempo estudiando en vez de acudir al
parque, jugar a la petanca, o hacer de ingenieros visitando obras. Debido al crecimiento progresivo de personas mayores, es un fenómeno que va a más.
Son alumnos que siempre habían mostrado su interés por la cultura y
deciden cursar estudios universitarios. Muchos buscan y encuentran una
nueva oportunidad de vivir y disfrutar nuevas experiencias como "la
universitaria". No buscan adquirir un título, sino aprender materias por
las que siempre estuvieron interesados, y a las que no pudieron acceder
por algún motivo: económico, familiar o laboral. Estas personas pueden
ver ahora cumplidos sus sueños de juventud.
Existen otras motivaciones, como mantenerse activos física e
intelectualmente. Sobre todo en las personas que comienzan su vida sin
actividad laboral y se estrenan en la jubilación.
Cualquier edad es buena para formarse. La educación ha dejado de ser
tarea exclusiva de niños y jóvenes. Las personas mayores enriquecen su
desarrollo cultural y social; además, estas actividades rebajan y ayudan
a vencer la depresión.
La agilidad, la memoria, los reflejos y la agudeza sensorial son
cualidades que se van perdiendo con los años, y se pueden compensar con
el interés por aprender, con la curiosidad y la voluntad de aprender.
Información procedente de: http://www.remediando.com
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