No hay cura para el alzhéimer porque los científicos lo han malentendido
Un
grupo de científicos de Harvard cree que el alzhéimer surge cuando
nuestro cerebro responde a una infección. Y es una idea que revoluciona
por completo su investigación
Una provocadora investigación, liderada por científicos de Harvard, pone en duda la versión más aceptada sobre el origen del alzhéimer,
y, de confirmarse, echará por tierra gran parte de los intentos por
detener la enfermedad que se han desarrollado hasta la fecha.
Los investigadores creen haber descubierto que las placas de la proteína beta-amiloide que se observan en los cerebros de las personas que padecen la enfermedad, son en realidad un remanente del sistema inmune, una especie de antibiótico que supone la primera linea de defensa contra una infección.
Es pronto para llegar a una conclusión definitiva, pero el estudio, que se ha publicado esta semana en la revista 'Science Translational Medicine', ha causado un enorme impacto
entre los investigadores de la enfermedad. La idea es muy novedosa y
sorprendente, pero tiene sentido, y lo que es más importante, ha sido
respaldada por pruebas en cultivos de levadura, lombrices, moscas de la
fruta y ratones.
Las sospechas
de que estábamos haciendo algo mal surgieron cuando Moir empezó a
estudiar cuál era la verdadera función de las proteínas beta-amiloides
Según
la nueva hipótesis, la enfermedad de Alzheimer se produce cuando un
virus, un hongo o una bacteria entra en el cerebro, pasando a través de
una membrana –la barrera hematoencefálica– que se
debilita a medida que envejecemos. El sistema de defensa del cerebro se
apresura a detener al invasor construyendo una suerte de jaula pegajosa
formada por las proteínas beta-amiloides. El microbio en cuestión queda
atrapado en la jaula como si fuera una mosca en una tela de araña y
muere. Pero la jaula permanece: y es lo que acaba provocando el
alzhéimer.
Aunque el proceso ha sido comprobado en animales, queda
un largo camino por delante para demostrar que ocurre lo mismo en los
humanos; pero dado lo contundente del hallazgo, el proyecto cuenta ya
con la financiación necesaria para seguir adelante.
No es esta la
única investigación que ha asociado la presencia de infecciones en el
cerebro con diversas enfermedades neurodegenerativas. Como citan los
investigadores de Harvard en su estudio, el equipo de científicos del
Centro de Biología Molecular Severo Ochoa liderado por el investigador Luis Carrasco
encontró ya elementos característicos de los hongos, como hifas y
levaduras, en muestras de cerebros de pacientes fallecidos que habían
sido diagnosticados de alzhéimer y ELA.
¿Ha sido todo un enorme malentendido?
“Pensábamos
que la neurodegeneración que provoca el alzhéimer era causada por un
comportamiento anormal de las moléculas beta-amiloides, que sabemos se
reúnen en estructuras fibrosas llamadas placas amiloides que se forman
en el cerebro de los pacientes”, ha explicado el líder de la
investigación, el doctor Robert Moir, del Massachusetts General
Hospital, en la nota de presentación de la misma. “Esta opinión
generalizada ha guiado las estrategias terapéuticas y el desarrollo de
fármacos durante más de 30 años, pero nuestros resultados sugieren que
esta visión es incompleta”.
Tal como explica Gina Kolata en 'The New York Times',
las sospechas de que estábamos haciendo algo mal surgieron cuando Moir
empezó a estudiar cuál era la verdadera función de las proteínas
beta-amiloides, algo que ha sido siempre un misterio. Hasta hace muy
poco pensábamos que estas proteínas eran residuos que se acumulaban en
el cerebro con la edad y no tenían ninguna utilidad concreta, pero Moir
observó que se parecían mucho a las proteínas propias del sistema inmune
innato, un primitivo recurso del cuerpo que sirve como primera línea de
defensa contra las infecciones.
En cuanto el cerebro era atacado se formaban placas en el hipocampo: la parte de éste en que la membrana protectora es más débil
En
el resto del cuerpo, ese tipo de proteínas atrapan a los microbios
invasores y, tras ello, los leucocitos limpian el desaguisado, pero en
el cerebro la presencia de las células blancas es inexistente o muy limitada, y las proteínas se acumulan formando placas.
Tras percatarse de esto, el doctor Moir comenzó a trabajar junto a Rudolph E. Tanzi, otro
de los autores del estudio, para ver de qué forma actuaban las
proteínas de beta-amiloide cuando se atacaba el cerebro de los animales
con microbios como la 'Salmonella'. Entonces descubrieron que, como
pensaban, en cuanto el cerebro era atacado se formaban placas en el
hipocampo: la parte de éste en que la membrana protectora es más débil,
que es además el lugar donde se desarrolla el aprendizaje y la memoria.
La
nueva hipótesis no explicaría alguno de los casos de alzhéimer en gente
más joven, que probablemente tienen una predisposición a generar
demasiado beta-amiloide, pero parece bastante plausible para entender
por qué la enfermedad ataca a la gente mayor.
Una nueva (y prometedora) diana terapéutica
“Nuestros
hallazgos plantean la intrigante posibilidad de que el alzhéimer
pudiera surgir cuando el cerebro percibe que está siendo atacado por patógenos invasores, aunque
necesitamos estudios adicionales para determinar si es o no una
infección la que desata el proceso”, explica Moir, con la prudencia que
caracteriza a los (buenos) científicos.
“Parece probable que las vías inflamatorias del
sistema inmune innato puedan ser posibles dianas de tratamiento”,
prosigue el investigador. “Si estamos en lo cierto, nuestro datos
justifican la necesidad de ser precavidos con las terapias destinadas a
eliminar totalmente las placas de beta-amiloide. Sería una mejor
estrategia reducir su actividad, pero no acabar con ellas”.
Aunque nuestros datos provienen de modelos experimentales, el siguiente paso es buscar microbios en los cerebros de pacientes
El
primer paso, en cualquier caso, es comprobar si las infecciones están
causando realmente la deposición de beta-amiloides y, de ser así, hallar
la forma de evitar que los microbios lleguen a donde no deberían llegar.
“Aunque todos nuestros datos provienen de modelos experimentales,
el siguiente paso importante es buscar microbios en los cerebros de
pacientes con alzhéimer que puedan haber provocado la deposición de
amiloides como respuesta defensiva, algo que, con el tiempo, conlleva la
muerte de neuronas y la demencia”, explica el doctor Tanzi. “Si podemos
identificar a los culpables –ya sean bacterias, virus o levaduras–
podremos apuntar a ellos terapéuticamente para prevenir la enfermedad en
su fase primaria”.
Información procedente de: http://www.elconfidencial.com
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