Música para un cerebro saludable
Los beneficios que
aporta aprender a tocar un instrumento en el cerebro se mantienen a
pesar de que, si tras la infancia, se abandona la práctica.
Estudiar música durante la infancia ayuda a que se formen conexiones
alternativas en el cerebro de los niños. Un factor que, además, permite
que mejore el rendimiento cognitivo en otros ámbitos, aparte del
musical. Además, una reciente investigación señala que las clases de
música en la infancia pueden convertirse en una de las mejores
inversiones para la salud cerebral del futuro anciano y compensar la
pérdida cognitiva propia del envejecimiento. En este artículo se detalla por qué recibir clases de música en la infancia ayuda a que el futuro anciano disfrute de un mejor funcionamiento cognitivo.
Numerosas investigaciones han demostrado que escuchar música durante la infancia
o recibir clases de música tiene un importante efecto positivo para el
desarrollo cognitivo y social de los más pequeños. Un estudio realizado
por científicos de la Universidad Northwester, en EE.UU., mostró que la formación musical genera conexiones neuronales que mejoran otros aspectos de la comunicación. Por este motivo, los niños que estudian música tienen un vocabulario más amplio y una mejor capacidad de lectura.
Beneficioso para el cerebro
Pero recibir una formación musical durante la infancia puede tener beneficios también muchos años después. Según un análisis realizado por psicólogos del Centro Médico de la Universidad de Kansas (EE.UU.), y publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría, recibir clases de música en la infancia ayuda a que el futuro anciano disfrute de un mejor funcionamiento cognitivo.
El estudio musical ayuda a crear conexiones alternativas en el cerebro que permiten compensar la pérdida cognitiva propia de la vejez.
Para este estudio, los investigadores distribuyeron a 70 personas de
entre 60 y 83 años de edad en tres grupos en función de su experiencia
musical. Uno de los grupos era el de las personas que no habían recibido
ningún tipo de formación musical. Otro estaba formado por mayores que
habían empezado a estudiar música en la infancia y habían recibido
formación durante menos de nueve años. Y en el tercer grupo estaban los
ancianos que habían estudiado música como mínimo diez años.
Todos los participantes contaban un nivel de estudios y un estado de forma física similar y no tenían signos de sufrir la enfermedad de Alzheimer.
Además, quienes habían recibido algún tipo de formación musical, habían
empezado a estudiar música hacia los diez años de edad,
aproximadamente. En cuanto al tipo de instrumentos, más de la mitad
habían recibido clases de piano, mientras que casi una cuarta parte de
los participantes habían aprendido a tocar instrumentos de viento. Y
varios se habían formado en percusión.
Con música, un cerebro con más memoria
Los participantes tuvieron que realizar tests de rendimiento cognitivo.
Los investigadores querían evaluar funciones cognitivas que suelen
disminuir con la edad y que empeoran cuando se sufre algún tipo de demencia.
Los ancianos que había recibido algún tipo de formación musical
obtuvieron mejores resultados que los que no la habían recibido.
Asimismo, las personas que tenían más años de formación musical fueron
las que, en general, obtuvieron mejores resultados, sobre todo, en las
pruebas de memoria visual, en las de nombrar objetos y en flexibilidad cognitiva (la capacidad de la mente para adaptarse a la nueva información).
Como señala Brenda Hanna-Pladdy, autora principal del estudio, "realizar
una actividad musical durante toda la vida es un ejercicio cognitivo
estimulante que ayuda a que el cerebro se enfrente mejor a los problemas
del envejecimiento. Asimismo, como el estudio de un
instrumento musical requiere años de práctica, seguramente favorece la
creación de conexiones alternativas en el cerebro que permiten compensar la pérdida cognitiva propia de la vejez".
Para un cerebro sano, más años de educación musical
A la vista de los resultados de este estudio, no es necesario tocar un
instrumento toda la vida para beneficiarse de las lecciones musicales
recibidas durante la infancia.
La mitad de los participantes en la investigación que habían percibido
una formación musical hacía años que no practicaban. Y obtuvieron los
mismos buenos resultados que las personas que habían estado tocando toda
su vida. Así que, como opinan los investigadores, parece ser
que son más importantes los años de educación musical recibidos en la
niñez que continuar tocando un instrumento toda la vida.
Otros beneficios de la formación musical durante la infancia
Más allá del aumento del rendimiento cognitivo en diversos ámbitos,
aprender música durante la infancia ofrece otra serie de beneficios a
nivel psicológico y social:
- ayuda a mejorar la capacidad de concentración.
- los niños que tocan en bandas u orquestas aprenden a trabajar en equipo, lo que fomenta valores como la cooperación y la solidaridad.
- la música es una actividad placentera que, además, puede ser muy relajante.
- estudiar un instrumento musical fortalece la autoestima.

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