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miércoles, 20 de marzo de 2013

Las otras compañeras del Alzheimer.

Nueve de cada diez afectados por la enfermedad padecen, además, depresión, ansiedad y apatía. Nueve de cada diez personas enfermas de Alzheimer experimenta apatía en el estado grave, así como agitación, lo que complica aún más su vida.

Los trastornos de conducta suponen un alto impacto en la calidad de vida de los pacientes y su entorno.
Depresión, apatía y ansiedad son los trastornos neurosiquiátricos y de conducta más frecuentes asociados a las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, una dolencia olvidada que la sufren en Euskadi 35.000 personas y más de 600.000 en el Estado español, aunque se estima que existen unos doscientos mil casos más sin diagnosticar.
 
Estos trastornos suponen un alto impacto en la calidad de vida de los pacientes y en la de su entorno. De hecho, la depresión, las alucinaciones y los delirios (paranoide, de celos) acaban afectando a una amplia mayoría de los enfermos de Alzheimer (EA) y cuando aparecen con suficiente intensidad, acaban siendo la principal queja del enfermo y de su familia. Los datos de los neurólogos no dejan lugar a dudas: hasta un 90% de las personas afectadas por EA desarrolla, al menos, un trastorno conductual. Por frecuencia, el 92% experimenta apatía en el estadio grave; el 85% agitación; el 84%, actividad motora aberrante, y el 62% depresión. El tema no es baladí, ya que el progresivo envejecimiento de la población hará que, en las próximas décadas, aumente de forma considerable el número de personas mayores de 65 años afectadas por el Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas.

Los trastornos de la conducta y las dificultades en las actividades de la vida diaria son prevalentes en esta enfermedad, pero representan también los síntomas de mayor problemática para los cuidadores.

Herramientas "Es cierto que no hay cura para el Alzheimer, pero sí disponemos de herramientas farmacológicas y técnicas diagnósticas que permiten a quienes sufren las dolencias neurodegenerativas afrontar la situación con dignidad y calidad de vida. El diagnóstico precoz mejora la asistencia clínica, pero también refuerza la libertad de decisión de los pacientes para decidir sobre su futuro", opina el doctor Pablo Martínez-Lage, neurólogo de la Fundación CITA-Alzheimer de Donostia, quien ha participado junto a otros especialistas en el X Seminario Lundbeck sobre patologías neurodegenerativas celebrado recientemente en Sitges.
"Ahora -explica Martínez-Lage-, con los tratamientos actuales podemos mejorar transitoriamente algunos síntomas; somos capaces de estabilizar la sintomatología del paciente hasta un año, pueden ahorrar la necesidad de otros psicofármacos para síntomas de conducta horra gasto en horas de cuidador, horas de consulta, necesidad de internamiento".
Para el neurólogo de la Fundación CITA-Alzheimer de Donostia el diagnóstico precoz del Alzheimer permitiría al paciente y a su familia decidir conjuntamente la situación a largo plazo del enfermo."Son patologías que se prolongan durante muchos años. Si se le dice a la persona antes de que haya perdido su autonomía lo que le va a ocurrir, podrá decidir quién y cómo le van a cuidar en el futuro y cómo quiere que sea la fase final de su existencia".
Para este profesional, el diagnóstico temprano es una demanda de la sociedad a la que hay que dar respuesta. "Además, aportará beneficios si somos capaces de dar la oportunidad a una persona de tomar decisiones, elaborar un documento d voluntades anticipadas, etc. Muchos profesionales piensan -y hay datos para ello- que el tratamiento actual del Azheimer surtirá más efecto cuanto antes se inicie. Y si el tratamiento actual retrasa en algo la progresión de la enfermedad -se sabe que los enfermos tratados ingresan en residencia hasta 3 y 4 años más tarde que los no tratados-, el efecto que esto tendría sobre un potencial ahorro en gasto socio-sanitario no puede obviarse", recalca el neurólogo.

Al lado del paciente En esta misma línea argumental, el doctor Jorge Matías-Guiu, jefe de Servicio de Neurología del Clínico de San Carlos de Madrid, considera que "cuando más pronto se actúe, más eficientes se puede llegar a ser. En prácticamente todas las patologías neurológicas, la cuestión de la educación sanitaria ya no es sólo enseñar prevención y la existencia de determinadas enfermedades, sino que es necesario que el público esté preparado para detectar pronto estas enfermedades".
Matías-Guiu aboga por reivindicar la función social del neurólogo en estos ámbitos clínicos. "Estos enfermos se ven rodeados por los mitos y los miedos que circulan alrededor de estas dolencias. Y es que la demencia supone el 49% de las situaciones de dependencia y eso quiere decir que hay que hacer bien las cosas", apunta. 

Autonomía del enfermo En este mismo hilo conductor, Martínez- Lage asegura que "los especialistas deben diagnosticar, pero también informar, tratar, asesorar y apoyar a estos pacientes y a su familia. El respeto a la autonomía del paciente exige hacerle partícipe de la información que quiera recibir y de las decisiones que se han de tomar con respecto a su tratamiento y cuidado", añade el neurólogo.
En relación a los tratamientos, los neurólogos coinciden en señalar que la decisión debe tener en cuenta la opinión del propio paciente. Porque cuando ellos sienten que el médico respeta sus opiniones es cuando no tienen inconveniente en reconocer que el médico les diga lo que en realidad necesitan. "El neurólogo debe liderar la información ya que las situaciones cambian con la evolución; es quien mejor puede predecir los problemas para el paciente y su entorno y ayudar en la dura marcha con estas enfermedades", insiste Matías Guiu.
Desde el punto de vista científico, para este experto los retos pasan por la mejora diagnóstica y la investigación traslacional y clínica. Y desde el punto de vista social por mejorar las prestaciones y, principalmente, todas las actuaciones dirigidas sobre las cuidadoras. Los descubrimientos de biomarcadores en la enfermedad de Alzheimer para conseguir un diagnóstico temprano han sido uno de los grandes caballos de batalla de los científicos. Para el doctor Martínez-Lage nos encontramos en un momento de incertidumbre y esperanza. "Incertidumbre sobre la posibilidad de curar el Alzheimer cuando ya está completamente instaurada y esperanza en que los tratamientos etiopatogénicos puedan ser eficaces en las fases pre-demencia y cambiar el rumbo de la enfermedad y retrasar lo más posible (o evitar) la pérdida de autonomía. Nos hallamos también en el momento de plantear seriamente estudios de prevención".

El coste Ante la situación de crisis económica que atraviesa el país, los especialistas, en el X Seminario Lundbeck, tampoco obviaron el coste económico que van a representar las enfermedades neurológicas que aumentan con la edad . "Es y será enorme por su frecuencia, duración y repercusión social". Además, conforme pasen los años la demencia irá en aumento, existiendo una previsión de afectar a casi un 70% de la población anciana en el año 2030. Para ello es básico la investigación. Según Matías-Guiu "en el Estado sólo es posible en ámbitos traslacionales y clínicos. Hemos estado investigando para los demás. Hay muchos grupos de investigación pero con pocos recursos y necesitamos investigar con continuidad para dirigir directamente los resultados al paciente", remacha.

Información procedente de: http://www.deia.com

 

sábado, 16 de marzo de 2013

Alzheimer: la enfermedad que toca al arte.

Demencias como el alzhéimer han impactado notablemente la obra de grandes artistas...o los ha creado. Los inexplicables caminos del cerebro, cada una de sus ventanas, uno a uno sus laberintos y, más allá de eso, las peripecias que a veces produce la demencia. Eso es lo que ha estudiado durante años la doctora María Patricia Montañés.
Esta psicóloga, con PhD en neuropsicología, dictará una charla hoy en Explora en la que abordará la manera como las demencias, en particular, la enfermedad de alzhéimer, han transformado la obra de artistas que la padecen o ha logrado convertir en artistas a seres anónimos afectados con la enfermedad.

¿Cómo se ha estudiado a los artistas con enfermedad de Alzhéimer?
"Uno de los síntomas asociados a la enfermedad es la pérdida de memoria. Se dan dificultades para copiar, dibujar, construir figuras. Lo que se ha podido analizar es cómo era su obra previa y cómo varía con el diagnóstico, su estilo, la perspectiva, el color, la abstracción. Lamentablemente, muchos artistas dejan de pintar cuando son diagnosticados porque sienten que se afecta su obra".

¿Y no pasa lo contrario, que empiecen a pintar con más intensidad?
"Hay casos de pacientes/artistas que no les gusta ver esos cambios y otros, a pesar de ello, necesitan expresarse con su arte y ver a través de sus obras cómo evoluciona el mal".

¿Cuáles son los casos más destacados?
"Uno de los artistas sobre el que más se ha estudiado la enfermedad es el holandés Willem de de Kooning . Otro es el alemán Carolus Horn , que también muestra muy claro como se transforma su obra en la medida que avanza la enfermedad. Otro es el inglés William Utermohlen (foto).

¿Se usa el arte como terapia en los pacientes?
"El arte es lo que más se ha usado en los pacientes con alzhéimer para hacer estimulación cognoscitiva, cuando empiezan a olvidar las palabras y no se pueden comunicar, las terapias a través del arte les permite contar historias, este es un vehículo de socialización. La idea es mostrar que en las diferentes etapas de la enfermedad hay distintas maneras de expresarse. Y ha pasado con personas que no eran artistas y empiezan a pintar y a partir de su obra se trasmite un mensaje emocional que va más allá de las palabras. A veces ni siquiera recuerdan que la pintaron".

¿Qué otras enfermedades neurológicas ha estudiado?"Se ha analizado lo que ocurre con la enfermedad frontotemporal y es que se da algo sorprendente, porque son pacientes que se convierten en artistas en medio de la evolución de la demencia gracias a una degeneración de los lóbulos temporales, empiezan a sentir la necesidad de pintar y algunos de ellos empiezan a ser reconocidos. En Colombia tenemos una paciente que ha aplicado el arte como una terapia de manera muy especial".
 
Información procedente de: http://menteycuerpoenlaterceraedad.blogspot.com.es
Fuente: www.elcolombiano.com

 

Identifican la proteína que causa demencia frontotemporal.

Identifican la proteína que causa demencia y la enfermedad de Lou Gehrig
Los científicos, además, lograron un anticuerpo que detecta esta anomalía. El hallazgo es un nuevo blanco terapéutico que podría permitir a los clínicos confirmar el diagnóstico de ambos males.

14 de febrero de 2013 Investigadores de la Clínica Mayo, en Jacksonville, Florida, descubrieron una proteína anormal que se acumula en el cerebro de muchos pacientes con dos desórdenes neurodegenerativos esclerosis lateral amiotrófica, también denominada enfermedad de Lou Gehrig (ELA), y demencia frontotemporal . Ellos dicen que sus hallazgos han descubierto un potencialmente nuevo blanco terapéutico y biomarcador que podría permitir a los clínicos confirmar el diagnóstico de la enfermedad.

El equipo de investigación de la Clínica Mayo descubrió la patología de la proteína anormal que llamaron C9RANT. Un error en el altamente regulado proceso celular, a través del cual las proteínas se generan, causa la producción anormal de C9RANT. El equipo desarrolló un anticuerpo que puede detectar la proteína específica insoluble que las agrupa y está presente en pacientes con mutaciones en el gen C9ORF72, que fue previamente identificado por los investigadores de la Clínica Mayo como la causa genética más común de ELA y demencia frontotemporal.

“Este nuevo descubrimiento entrega antecedentes de cómo la mutación causa estos desórdenes y nos provee de un marcador que nos ayuda a monitorear la progresión de la enfermedad en pacientes con este desorden y potencialmente combatir la enfermedad”, dice Leonard Petrucelli, Ph.D., un neurocientífico molecular y director del Departamento de Neurociencia de la Clínica Mayo en Jacksonville.

Está demostrado que, como se sospechaba, estas agrupaciones de proteína son la causa de la muerte neuronal y toxicidad en estas enfermedades, puede ser posible diseñar terapias para romper y apartar las agrupaciones o prevenir en primer lugar a la proteína de la acumulación, dice el doctor Petrucelli.

Debido a que la proteína se encuentra a lo largo del sistema nervioso central en pacientes con ELA y demencia frontotemporal pero no en otras enfermedades neurodegenerativas los investigadores esperan que en el futuro pueda ser testeado a través de una punción lumbar.

La demencia frontotemporal es la forma más común, después del Alzheimer, de demencia neurodegenerativa de inicio temprano. Se caracteriza por cambios en la personalidad, comportamiento y lenguaje debido a una pérdida de materia gris en el lóbulo frontal del cerebro. ELA destruye células de las neuronas motoras que controlan la actividad muscular esencial como el hablar, caminar, respirar y tragar.

Este nuevo descubrimiento se deriva de un hallazgo reportado el 2011 simultáneamente por los investigadores de la Clínica Mayo y científicos de los Institutos Nacionales de Salud, que una mutación inusual una secuencia corta de ADN repetida cientos a miles de veces se encontró en casi en 12% de demencia frontotemporal familiar y en más de 22% de las muestras de ELA familiar estudiadas.

Información procedente de: http://www.alzheimeruniversal.eu

 



 

jueves, 14 de marzo de 2013

El dolor crónico afecta a regiones cerebrales cruciales para retener los recuerdos.

Los pacientes con dolor crónico tienen problemas de memoria a corto plazo a consecuencia de que su problemática interrumpe el flujo de información entre dos regiones cerebrales cruciales a la hora de retener recuerdos temporales, según estudio de la Universidad de Oporto (Portugal), publicado en 'Journal of Neuroscience'.

   En concreto, el equipo de investigadores de la Universidad de Oporto, dirigido por Vasco Gallardo, observa, en un modelo de rata con dolor neuropático, un circuito neuronal crucial para el procesamiento de memoria a corto plazo, al verse afectado por el dolor. 

   El circuito, que se establece entre la corteza prefrontal y el hipocampo, es esencial para la codificación y la retención de recuerdos temporales sobre la información espacial. Los investigadores utilizaron electrodos implantados en el cerebro para registrar la actividad neuronal durante un comportamiento dependiente de la memoria espacial.

   Los resultados muestran que tras una lesión dolorosa hay una reducción significativa de la cantidad de información que pasa a través del circuito, lo que podría significar una pérdida de la capacidad para procesar la información en la memoria de localización espacial.

   El equipo "ya ha demostrado que la lesión del nervio periférico induce una inestabilidad en la capacidad de codificación espacial de neuronas de hipocampo", ha señalado Gallardo, quien ha precisado que se ve "una clara reducción en su capacidad para codificar la información sobre la ubicación del animal".

   "Este nuevo trabajo contribuye a la demostración de que el dolor crónico provoca alteraciones en la función de los circuitos cerebrales que no están directamente vinculados a procesos táctiles o dolorosos", ha resumido.

http://www.europapress.es

Las personas con Alzheimer suelen mantener más capacidades de lo que creen sus familiares 

Las personas que cuidan a un ser querido que tiene la enfermedad de Alzheimer pueden, sin darse cuenta, hacer que pierda más independencia de la necesaria por asumir que no puede realizar ciertas tareas.
Una investigación realizada por la Universidad de Alberta (Canadá) encontró que fomentar la dependencia incluso afecta la autoestima de las personas con Alzheimer. La psicóloga Tiana Rust, investigadora principal, explica que "las personas con el mal de Alzheimer mantienen habilidades diferentes, por lo cual es importante basar las interacciones con ellos en lo que realmente pueden hacer. Observar a las personas y juzgar adecuadamente qué pueden hacer antes de fomentar su dependencia es muy importante".
MAL JUICIO
Rust llegó a estas conclusiones tras realizar un experimento donde pidió al par formado por la personas con Alzheimer y quienes las cuidaban que cocinaran juntos. La especialista observó que los individuos que cuidaban se hacían cargo de muchas tareas, asumiendo que la persona enferma no podía hacerlo. Sin embargo, esta decisión se basaba muchas veces en lo que creían y no en lo que observaban.
"Las personas a cargo que creían que los individuos con Alzheimer tienen un riesgo alto de lastimarse y son proclives a aceptar ayuda, tienden a fomentar la dependencia en vez de la independencia", afirma Rust.
La experta recalca que en las entrevistas a las personas que cuidan a sus familiares ellos afirmaban que el respecto y la independencia les parecían esenciales en el cuidado a los pacientes con Alzheimer. Sin embargo, Rust observa que estos objetivos muchas veces no se cumplen en la realidad.
"Esto indica que las personas que cuidan basan sus conductas, al menos en parte, en sus creencias más que en los comportamientos y capacidades reales del paciente", dice la experta, que agrega que muchas veces esto se debe a que los individuos se dejan llevar por las creencias sociales en torno a esta enfermedad.
Por ese motive Rust sugiere armar programas de educación que expliquen a las personas como juzgar adecuadamente que puede y que no puede hacer una personas con Alzheimer.
Información procedente de: http://asociacionmirandaalzheimer.blogspot.com.es

 

El Alzheimer y el aprendizaje infantil, un patrón evolutivo inverso.

Investigadores del Hospital del Mar y del Instituto de Investigaciones Médicas de este mismo hospital (IMIM) han demostrado que la pérdida de capacidades de los enfermos de Alzheimer responde a un patrón evolutivo inverso al del aprendizaje infantil. "El aprendizaje de los niños a lo largo de todos los rangos de edad ha mostrado un desarrollo progresivo de las diversas funciones cognitivas generales, además de una adquisición simultánea de habilidades instrumentales y actividades básicas para la vida diaria. Por el contrario, los pacientes con Alzheimer han evidenciado un deterioro gradual tanto en el dominio funcional como en lo cognitivo", ha explicado Jordi Peña-Casanova, jefe de sección de Neurología de la conducta y las Demencias del Hospital del Mar, coordinador del grupo de investigación en neurofuncionalidad y lenguaje del IMIM e investigador principal del artículo.
 
El estudio, publicado en la revista Journal of Alzheimer's Disease, ha utilizado para la investigación una muestra de 181 niños de entre cuatro y doce años, que han sido comparados con un total de 148 adultos con diferentes niveles de demencia: cognitivamente normales, con deterioro cognitivo leve y con estadios entre moderados y severos de Alzheimer. Una comparación de resultados de la que se ha obtenido "una correspondencia estadística inversa en las puntuaciones de edad cognitiva, funcional y mental", ha subrayado Peña-Casanova. 
 
Estos resultados concuerdan además con el modelo de retrogénesis mantenido hasta el momento, un modelo que prevé una evolución de la demencia basada en un demejoramiento cerebral inverso a los patrones humanos de adquisición ontogénica.Eso sí, tal y como ha puntualizado Peña-casanova, estos resultados concuerdan con este modelo "únicamente por las funciones realcionadas con un area concreta del cerebro, el neocórtex". Ahora, este descubrimiento acerca del ritmo evolutivo en la pérdida de este tipo de funciones servirá para optimizar la búsqueda de tratamientos.
 
Información procedente de: http://www.gacetamedica.com/gaceta

miércoles, 13 de marzo de 2013

Papel del neuropsicólogo en el diagnóstico y tratamiento de la demencia.

Fernando Maestú Unturbe 
Universidad Complutense de Madrid

En los últimos años, y debido al incremento en la esperanza de vida, estamos asistiendo a una inversión de la pirámide poblacional. Concretamente en España, se espera que en el año 2050 alrededor del 35% de la población tenga una edad en la que se incrementa el riesgo de padecer algún tipo de enfermedad neurodegenerativa.

De entre ellas, la Enfermedad de Alzheimer (EA) es la que presenta mayor incidencia y la que genera un mayor coste económico y sanitario. Dado el impacto social de este tipo de patologías, y el volumen de población que potencialmente puede padecer una enfermedad neurodegenerativa, es muy importante destinar recursos de investigación al diagnóstico y el tratamiento en las fases más iniciales.

El diagnóstico de esta enfermedad es un diagnóstico médico y se basa en un proceso que incluye la revisión de la historia clínica del paciente, el descarte de otros factores (sistémicos, infecciosos y bioquímicos), que pudieran justificar mejor los síntomas cognitivos, y también la consideración de los llamados biomarcadores. Existen diversos biomarcadores potenciales para ayudar en el diagnóstico de la enfermedad e incluso para predecir qué personas mayores tendrían mayor probabilidad de padecer demencia: los marcadores de Líquido Cefalo Raquídeo (disminución de la concentración de proteína β-amiloide o las medidas de concentración de proteína Tau), los marcadores genéticos (APOE 4/4), los de neuroimagen morfológica (atrofia de las regiones mediales del lóbulo temporal, pérdida de integridad de sustancia blanca, disminución del tamaño de los giros), los de neurofisiología funcional (disminución de la perfusión cerebral, incremento de actividad oscilatoria de baja frecuencia, perdida del consumo de glucosa) o incluso el incremento de la concentración de la proteína β-amiloide en cerebro (PET-PIB).

No obstante, y dentro del proceso de diagnóstico, existe una fuente de información que aporta un enorme peso a la ecuación de probabilidad de padecer demencia: los resultados de la exploración neuropsicológica. Este procedimiento, de enorme utilidad para asignar un valor cualitativo y cuantitativo al funcionamiento cognitivo, no sólo refleja un conjunto de tareas que el paciente debe intentar ejecutar con el mayor grado de eficacia que le sea posible, es en realidad la punta del iceberg de un vasto conocimiento del funcionamiento de los procesos cognitivos, que se ha acumulado tras más de 50 años de investigación en psicología cognitiva. Así, este procedimiento de la psicología basado en pruebas y métodos específicos, se ha cimentado sobre robustos modelos cognitivos y pretende ser una herramienta de análisis del concepto de un sistema funcional al amparo de la perspectiva de una determinada teoría.

Esta reflexión inicial nos lleva precipitadamente a una primera conclusión: las pruebas neuropsicológicas deben ser aplicadas por profesionales que conozcan en profundidad los modelos y las teorías que las sustentan, ya que, de otra manera, su interpretación y conclusiones diagnósticas podrían ser totalmente erróneas. La formación en neuropsicología cobra entonces un importante papel, pero es esencial también el profundo conocimiento de los modelos de la psicología cognitiva que explican la organización funcional de los procesos cognitivos.

En cualquier manual sobre demencias, la sintomatología cognitiva constituye a menudo uno de sus capítulos fundamentales, ya que es la queja central de los pacientes y provoca el comienzo del proceso de diagnóstico. Aunque los perfiles neuropsicológicos más clásicos llevaban al estudio de la memoria como síntoma más relevante, las nuevas teorías y el desarrollo metodológico de las últimas dos décadas sugieren la necesidad de analizar y describir disfunciones en otras esferas de la cognición, tales como las funciones ejecutivas, que han cobrado enorme relevancia en el diagnóstico precoz y en la predicción del desarrollo de la demencia. Esta sintomatología neuropsicológica se utiliza en muchos estudios como parámetro de correlación de los antiguos y nuevos biomarcadores. Es más, puede ser utilizada como sistema de medida de la eficacia de los diferentes tipos de tratamiento, por ejemplo, en la evaluación de la eficiencia de las terapias farmacológicas, jugando un papel esencial en los ensayos clínicos en los que actualmente están implicados numerosos neuropsicólogos.

El papel de la evaluación neuropsicológica es especialmente relevante en las fases en las que existen más dudas diagnósticas. A lo largo de la década de los “90″ se fraguó el concepto de Deterioro Cognitivo Leve (DCL; también denominado ligero, pero no pesa poco). En esta fase del diagnóstico, que recientemente se ha conceptualizado como Alzheimer prodrómico, la clasificación es fundamentalmente neuropsicológica. Así, Petersen describió al menos dos tipos de DCL: el amnésico y el no amnésico (ambos se pueden subdividir en mono o multidominio). Esta clasificación se sustenta sobre los resultados de las pruebas neuropsicológicas y permite predecir el tipo de demencia que con mayor probabilidad puede desarrollar el paciente (según su perfil neuropsicológico). El subtipo amnésico, en general, tiene más probabilidad de desarrollar EA, mientras que los no amnésicos podrán evolucionar hacia otro tipo de demencias. Estos perfiles cognitivos están encontrando una aceptable armonía con los biomarcadores descritos anteriormente y su combinación permite establecer predicciones mucho más precisas sobre el desarrollo de la demencia.
Ligado al concepto de demencia surge la idea de un proceso de enfermedad que comienza incluso décadas antes de que aparezcan los síntomas más evidentes. En este sentido, está cobrando enorme importancia el estudio de las denominadas quejas subjetivas de memoria, un tipo de sintomatología a veces no objetivada por los resultados de las pruebas neuropsicológicas, que podría indicar el comienzo del proceso de declive cognitivo. En estos casos, el neuropsicólogo tendrá que decidir si debe llevar a cabo un seguimiento más continuado de la persona con quejas subjetivas, si es conveniente incluirle en un programa de estimulación o si debe darle el alta al no existir ningún dato cuantitativo ni cualitativo que apoye su inclusión en programas de atención socio-sanitarios.

Otro aspecto de enorme trascendencia en el abordaje de la demencia es el tratamiento. Se dispone de dos perspectivas para abordar los síntomas cognitivo-conductuales de la demencia: las terapias farmacológicas y las denominadas terapias no farmacológicas. Es precisamente dentro de este segundo grupo de terapias donde nuevamente el neuropsicólogo vuelve a tener un papel fundamental. La rehabilitación neuropsicológica incluye un conjunto de estrategias, -tales como el reentrenamiento cognitivo, la sustitución y la compensación-, encaminadas a aumentar la funcionalidad, mejorar la calidad de vida del paciente y conseguir una mayor adaptación al entorno. Otro de los abordajes terapéuticos incluidos en el manejo de la demencia está destinado a la atención y educación de familiares (del paciente afectado). Explicarles el origen, la naturaleza y la repercusión del déficit cognitivo, detallar el pronóstico asociado a cada fase de la enfermedad, conseguir su implicación co-terapéutica y enseñarles estrategias de afrontamiento para la reducción de carga y estrés son algunas de las responsabilidades de este profesional.

Los programas de intervención neuropsicológica deben comenzar a aplicarse desde el inicio de los primeros síntomas, ya que es cuando tienen mayor eficacia, al trabajar sobre un funcionamiento cerebral (y una estructura cerebral) menos dañado en comparación a las fases más avanzadas de la enfermedad. Los procedimientos de rehabilitación neuropsicológica se han desarrollado esencialmente bajo la perspectiva de los modelos de funcionamiento del sistema cognitivo, que han evolucionado tras algunas décadas de trabajo centrado en la recuperación de pacientes con daño cerebral sobrevenido.

Las estrategias que han demostrado mayor eficacia en el abordaje de la demencia son la sustitución y la compensación dirigidas a fomentar las capacidades preservadas y a minimizar la repercusión funcional de los procesos alterados. La compensación se relaciona con una nueva forma de afrontar el déficit y las limitaciones en actividades funcionales mediante señales y dispositivos externos, y está dirigida al aprendizaje y automatización de tareas cotidianas relevantes mediante procedimientos alternativos.

La formación del neuropsicólogo en el manejo de programas de rehabilitación neuropsicológica requiere de un periodo de entrenamiento práctico y del conocimiento de las experiencias publicadas para poder seleccionar las técnicas y estrategias más adecuadas en cada caso, dependiendo del tipo de demencia y de las características específicas del paciente. También su formación continuada será esencial, teniendo en cuenta que la intervención cognitiva en la demencia constituye un campo en pleno auge y en el que constantemente se están produciendo nuevos avances.

Un área de estudio que está despertando gran demanda e interés está relacionado con el desarrollo y aplicación de programas de prevención del deterioro cognitivo (véase como ejemplo el que se desarrolla en el Ayuntamiento de Madrid), en los que no sólo se presta atención al paciente con primeros síntomas, sino que además se ofrecen programas de estimulación centrados en el aprendizaje de estrategias cognitivas encaminadas a superar el menoscabo cognitivo producido por el proceso de envejecimiento normal.
En resumen, podemos decir que el papel del neuropsicólogo en una unidad de demencias adquiere especial relevancia, tanto en el proceso diagnóstico como en la fase de intervención. Sin embargo, no debemos perder de vista que es un profesional más dentro de un equipo multidisciplinar y que las decisiones clínicas deben tomarse en grupo. En este contexto los resultados neuropsicológicos deben ser considerados en el conjunto de todas las pruebas que habitualmente se recaban en una unidad de demencias.

Sin duda, el informe neuropsicológico es una pieza fundamental del puzzle y, por tanto, las pruebas deben de ser aplicadas e interpretadas por el profesional que ha recibido una intensa formación para ello: el neuropsicólogo. Si es importante su contribución en el proceso diagnóstico no es menos importante su papel en el diseño, desarrollo y aplicación de las terapias no-farmacológicas, en concreto en la rehabilitación neuropsicológica de pacientes con quejas subjetivas de memoria, DCL o demencia. Esta importancia del neuropsicólogo le hace ser un profesional imprescindible en una unidad de demencias y cuando se repasa el organigrama de los mejores centros de demencia del mundo podemos identificar su papel.

En España, algunos centros (como la Unidad de Memoria del Hospital Universitario San Carlos) han sido pioneros incorporando en su plantilla un neuropsicólogo destinado a mejorar la atención diagnóstica y, hoy en día, las mejores unidades de demencia en nuestro país cuentan con este profesional.
El futuro profesional del neuropsicólogo en el campo de la demencia es prometedor, ya que será una de las enfermedades de mayor incidencia y prevalencia y, por tanto, el diagnóstico y la intervención neuropsicológica serán herramientas altamente demandadas. A esto cabe sumar el constante desarrollo de nuevas aproximaciones de evaluación y tratamiento basadas en la información proveniente de la neurociencia cognitiva (ej., conectividad funcional), que muy probablemente constituirán el reto para seguir evolucionando en la atención clínica de los pacientes con demencia.

Información procedente de: http://www.alzheimeruniversal.eu

 

Humor y potencia cerebral.

Es posible que estar de buen humor fomente la potencia cerebral de las personas mayores. Los sentimientos positivos favorecen la habilidad para tomar decisiones y de la memoria.

Estar de buen humor parece mejorar la habilidad para tomar decisiones y la memoria de trabajo en las personas mayores, según un estudio publicado en la edición actual de la revista Cognition and Emotion.. Los autores del estudio sugirieron que incluso algo tan sencillo como una bolsa pequeña de dulces puede ayudar a las personas mayores a realizar mejor las pruebas conocidas como “cognitivas” o de habilidades del pensamiento.

“Se han realizado muchas investigaciones que muestran que los adultos jóvenes son más creativos y flexibles cognitivamente si están de buen humor. Pero, debido al declive [mental] que se produce al envejecer, no estábamos seguros de que el buen estado de ánimo sería capaz de ayudar a las personas mayores”, afirmó la coautora del estudio Ellen Peters, profesora de psicología en la Universidad Estatal de Ohio, en un comunicado de prensa de la universidad.

“Así que estos resultados son buenas noticias”, añadió. “Las personas mayores tienen maneras de superar algunos de sus declives [mentales] provocados por el envejecimiento”.

Para realizar el estudio, los investigadores dividieron a 46 personas de 63 a 85 años de edad en dos grupos iguales. A las personas del primer grupo se les proporcionó una nota de agradecimiento y dos bolsitas de dulces atadas con una cinta roja para estimular su estado de ánimo a la hora de hacer las pruebas de habilidades del pensamiento. A las del otro grupo no se les dio ni una nota de agradecimiento ni dulces.

Durante el experimento, los participantes a los que les habían dado los dulces usaron computadoras con un fondo de pantalla de color azul celeste con soles sonrientes. En cambio, los que no recibieron dulces usaron computadoras con imágenes redondas neutras, sin caras sonrientes en el fondo de color azul celeste.

Se entregó a los participantes tres dólares en monedas de veinticinco y ocho barajas de cartas virtuales con distintas características durante las pruebas de toma de decisiones. Se consideraba que cuatro barajas eran “ganadoras”. Si los participantes elegían una carta de estas barajas, el 75 por ciento de las veces ganaban una moneda de veinticinco céntimos y el 25 por ciento de las veces ni ganaban ni perdían. Las otras cuatro barajas se consideraban “perdedoras”. Si alguien elegía una de las cartas “perdedoras”, perdía una moneda de veinticinco centavos el 75 por ciento de las veces, explicaron los autores del estudio.
Los participantes también podían aceptar o rechazar la carta de arriba de la baraja que les ofrecían. Su objetivo era ganar todo el dinero que pudieran. No se dijo a los participantes cuál era el valor de las cartas. En lugar de eso, tenían que aprender por ensayo y error. Los investigadores comentaron que querían ver con qué rapidez averiguarían los participantes con qué barajas ganarían dinero y con cuáles no.

El estudio mostró que las personas mayores a los que se alegró el ánimo con una nota de agradecimiento y dulces rindieron mucho mejor en las pruebas de toma de decisiones que los otros participantes.

“Usamos una tarea experimental porque la vida real es experimental”, explicó Peters. “Por ejemplo, usted conoce a una persona nueva y ella es como una de esas barajas de cartas. No sabe nada de ella y tiene que averiguar si se trata de alguien en quien puede confiar. Lo que este estudio sugiere es que las personas que están de buen humor aprenden más rápido y toman mejores decisiones”.
Los participantes también realizaron una prueba de memoria. Escucharon una voz que leía en voz alta un grupo de números y letras al azar y ellos tenían que repetir la secuencia en orden numérico y alfabético. Por ejemplo, si escuchaban T9A3, tenían que repetir 39AT. Conforme progresaba la prueba, el nivel de dificultad aumentó para los participantes con secuencias más largas que habían de memorizar.

De nuevo, el estudio mostró que los participantes que habían recibido un regalo para levantar el ánimo consiguieron puntuaciones más altas.

“La memoria de trabajo es importante para tomar decisiones. Si usted dispone de diferentes opciones, todo lo que sea usted capaz de recordar de cada opción (y por tanto hacer comparaciones y contrastarlas en su mente) tiene una gran influencia en qué tan bien pueda tomar una decisión”, indició Peters. “Dada la actual preocupación por el declive [mental] durante en los adultos mayores, nuestros hallazgos son importantes porque muestran cómo unos métodos sencillos para mejorar el estado de ánimo pueden contribuir a una mejora del funcionamiento cognitivo y de la toma de decisiones en personas mayores, al igual que en las más jóvenes”.
Los investigadores comentaron que la velocidad de procesamiento y el vocabulario de los participantes no fueron afectados por el buen humor. Y aunque el estudio encontró una relación entre un mejor estado de ánimo y mejoras en las habilidades de pensamiento, no demostró que existiera causalidad.

Información pro edente de: http://www.alzheimeruniversal.eu
Fuente: Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
Ohio State University, news release, Jan. 29, 2013

 

La influencia de ciertas proteínas anómalas en las enfermedades neurodegenerativas 

Un grupo de investigadores ha descubierto una proteína anómala que se forma primero como consecuencia de anomalías genéticas y posteriormente se acumula en el cerebro de muchos pacientes con enfermedades neurodegenerativas, tales como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA)  y la demencia frontotemporal (FTD). Se trata de enfermedades con acumulación de esta clase de proteínas anómalas, como sucede en la Enfermedad de  Parkinson y cuyos tratamientos no logran alcanzar  eficacia en su totalidad, según informan los autores de este estudio en la revista ‘Neuron’.

“En la identificación de la nueva proteína anómala  que se acumula en el cerebro de los pacientes afectados hemos descubierto una nueva diana terapéutica y potencial biomarcador que permitiría a los médicos confirmar el diagnóstico de las enfermedades”, dice el autor principal, el doctor Leonard Petrucelli, presidente de Neurociencias en la Clínica Mayo, en Florida (Estados Unidos).
El concepto de que las proteínas anómalas se acumulan y pueden ser tóxicas para las células no es nuevo, puesto que, de hecho, la proteína Tau forma marañas en la enfermedad de Alzheimer y la alfasinucleína provoca grumos en la enfermedad de Parkinson.

Mediante el análisis de tejido cerebral de pacientes con ELA o FTD, Petrucelli y su equipo descubrieron que la proteína anómala, llamada C9RANT, se genera como resultado de expansiones de repetición de nucleótidos en la región no codificante del gen C9ORF72, unas ampliaciones que son la causa más común de ELA y FTD. “En pocas palabras, un error en el proceso celular altamente regulado a través del cual se generan las proteínas causa la producción anormal de C9RANT”, resume el doctor Petrucelli.

Los investigadores descubrieron la proteína C9RANT después de crear un nuevo anticuerpo específicamente para detectarlo. La capacidad de detectar C9RANT en el líquido cefalorraquídeo de los individuos puede proporcionar una valiosa herramienta de diagnóstico y pronóstico para la identificación de pacientes portadores de la expansión de repeticiones de C9ORF72 y para el seguimiento de la progresión de la enfermedad en estos individuos en riesgo, según los autores.

“A pesar de que aún no se ha demostrado si C9RANT está causando la muerte de las células o la toxicidad asociada con síntomas de la enfermedad, nuestro descubrimiento ofrece un potencial objetivo de evitar la pérdida neuronal en pacientes portadores de la expansión de la repetición C9ORF72″, dice el doctor Petrucelli.

Así como las nuevas terapias se están desarrollando para romper los agregados de proteínas asociadas a  enfermedades como el Parkinson y el Alzheimer, según los científicos responsables de este estudio el desarrollo de una estrategia terapéutica que apunte a agregados de C9RANT también puede resultar beneficiosa.

Información procedente de: http://estaestuobra.es
Fuente: Europapress

 

martes, 12 de marzo de 2013

Guía para reconocer la depresión durante la tercera edad.

Muchos afectados no van al médico por lo que la dolencia no se diagnostica

Por Juan Luis Sánchez, Guía de About.com.

De todos los trastornos psíquicos que sufren los ancianos, el más frecuente es la depresión, que se distingue por la tristeza, pues el que la sufre se encuentra decaído durante la mayor parte del día. Por regla general, quienes la sufren en esa época de la vida suelen estar más preocupados por los síntomas físicos que por su bajo estado de ánimo.
Uno de los peores problemas de las personas ancianas que padecen una depresión es que por regla general no acuden al médico para consultarle si padecen esta dolencia. Craso error. Cuando el médico inicia el tratamiento pertinente para los ancianos, la depresión suele evolucionar favorablemente. Pero si no se visita a tiempo al facultativo, existe un gran riesgo de empeorar significativamente.
¿Por qué no van al médico los ancianos deprimidos?
Muchas depresiones que se producen durante la Tercera Edad ni se diagnostican, ni reciben tratamiento, lo que resulta bastante preocupante.
Existen tres razones fundamentales que explican (pero no justifican) que las personas ancianas eviten consultar al facultativo en casos de depresión:
  1. Casi siempre, las personas mayores que sufren los síntomas lo achacan a la edad. Erróneamente, están convencidos de que es normal que les ocurra y que el médico no podrá ayudarles.
  2. Puesto que el estudio de la depresión es relativamente reciente, muchas personas de edad avanzada simplemente piensan que no se trata de una enfermedad. En muchas ocasiones, creen que se trata únicamente de una excusa que utilizan algunos aprovechados para evitar trabajar. Sólo los mejor informados o aquellos a quienes se la han diagnosticado, están al tanto de la complejidad de este desorden.
  3. Hasta hace muy poco tiempo, existían muchos prejuicios en torno a los trastornos del estado de ánimo y en general cualquier problema de índole mental. Básicamente, se pensaba que el que acudía al psiquiatra era porque estaba loco. Las personas que han vivido otras épocas tienen lógicamente dificultades para cambiar de mentalidad. Aunque en muchos casos se han informado sobre el particular, en otros siguen pensando que las personas de su alrededor les van a mirar como si estuvieran 'como una regadera'.
¿Cómo logro que una persona anciana con posible depresión acuda al doctor?
Se impone por tanto ayudar a los ancianos cercanos, cuando se perciban signos de que puedan sufrir una depresión. Se debe estar especialmente atento en el caso de que vivan solos. Resulta bastante difícil saber si la padecen porque muchos de los síntomas son parecidos a los de otras enfermedades que se ceban con las personas mayores.
En cualquier caso, familiares y amigos de personas de edad avanzada deberían encender las alertas si perciben las siguientes señales:
  • Pérdida exagerada de peso. La depresión casi siempre trae consigo una preocupante pérdida del apetito. En esa edad una mala nutrición tiene rápidamente efectos preocupantes en el cuerpo.
  • Constantes quejas somáticas. Como algunas personas se sienten mal y no saben por qué, muchas veces creen que sufren problemas gastrointestinales, cefaleas, vértigo, etc. Esto obliga muchas veces a realizar pruebas en busca de otras enfermedades.
  • Conversaciones preocupantes. Al igual que ocurre en otras etapas de la vida, los ancianos con este problema se verán asaltados por pensamientos negativos. Cuando se habla con ellos pueden aparecer manifestaciones de que han pensado en el suicidio, y en otras ideas nefastas.
  • Inapetencia a la hora de realizar actividades normalmente placenteras para ellos. Si un anciano al que durante toda su vida le ha gustado viajar, de repente no quiere ir a ningún sitio, o un hincha apasionado del fútbol ya ni siquiera ve los partidos, es un aviso de que algo ocurre.
  • Fatiga, insomnio, falta de interés por relacionarse con los demás, y en general las manifestaciones normales de este mal.
Alcalá, V., Camacho, M., Giner, J. "Afectos y depresión en la tercera edad. Psicothema. 2007.
Conde López V, Esteban Chamorro T, Useros Serrano E. "Cuestionario de depresión de Beck. Manual". 2da. ed. Madrid: TEA, 1988
González Ceinos. "Depresión en ancianos: un problema de todos". Revista Cubana de Medicina General Integral. V. 17. Nº 4. 2001.
Taragano, FE, Mangone CA. "Diagnosing elderly depression". Intern Psychoger Assoc Bull 1995;12:28-9

Información procedente de: http://depresion.about.com

 

lunes, 11 de marzo de 2013

Un cerebro estimulado resiste mejor el alzhéimer

Confirmado, aburrirse es lo peor para el cerebro, como se deduce de un estudio publicado en la revista «Neuron», que asegura que la exposición a un ambiente estimulante y las nuevas actividades puede tener efectos beneficiosos, superiores incluso a la práctica de ejercicio, que se sabe que genera neuronas nuevas, cuando se trata de retrasar la aparición de la enfermedad de alzhéimer.
Dennis Selkoe, veterano en la investigación de esta patología neurodegenerativa, lidera el trabajo ahora publicado y desentraña con su equipo los mecanismos moleculares por los que el desarrollo de nuevas actividades ayuda a proteger el hipocampo, una estructura del cerebro implicada en el aprendizaje y la memoria, de los efectos perjudiciales de la proteína amiloide, relacionada con el deterioro cognitivo que acompaña a la enfermedad de alzhéimer.
Al menos es lo que ocurre en ratones de laboratorio sin modificar genéticamente que son expuestos a los oligómeros de proteína amiloide humana, al parecer un mejor modelo de esta patología que los ratones transgénicos frecuentemente utilizados, según Selkoe, para estudiar lo que ocurre en la enfermedad de alzhéimer esporádica, que constituye el 90% de los casos registrados.
Lo que Selkoe ha descubierto es que las actividades que implican novedad para los roedores, lo que se conoce como un entorno enriquecido, activan un tipo de receptores denominados beta-2-adrenérgicos, que reducen el daño que la proteína amiloide causa en el cerebro. En concreto mejora la potenciación a largo plazo, un mecanismo implicado en el aprendizaje y la memoria, que falla en las personas con Alzhéimer. Además, como como ocurre con el ejercicio, incrementan la produción de nuevas neuronas en el hipocampo. Los ambientes novedosos también producen un incremento en las espinas dendríticas de algunas células del hipocampo. Estas estructuras son las que las neuronas utilizan para comunicarse entre sí, y están disminuidas en las personas con alzhéimer. Esas comunicaciones entre neuronas, denominadas sinapsis, también se ven favorecidas cuando se estimula el cerebro con nuevas actividades.
Y lo más interesante es que este efecto protector podía conseguirse también en los roedores suministrando agonistas beta-adrenérgicos, que no son otra cosa que fármacos de los que se utilizan para el tratamiento de patologías como el asma y la enfermedad obstructiva pulmonar crónica (EPOC). Al parecer, los agonistas betadrenérgicos por si solos, sin la práctica de ejercicio ni actividades cognitivas, ayudaban también a reducir los efectos de la acumulación de la proteína amiloide durante el envejecimiento.
En los ratones, las actividades novedosas aumentan la liberación de noradrenalina, una molécula que actúa como hormona y neurotransmisor y que interviene, entre otras funciones, en el control de la atención. La noradrenalina se forma a partir de la dopamina, que se relaciona con el sistema de recompensa y la motivación. Los receptores betadrenérgicos participan en el aprendizaje y la memoria.

Mayor nivel educativo
Estos resultados están en consonancia con trabajos previos que relacionan el nivel educativo y de actividad intelectual con una mayor resistencia al alzhéimer. Hay estudios documentados de personas que no muestran los síntomas de la esta patología a pesar de que los análisis post-mortem de sus cerebros reflejaban los signos de la enfermedad. Aprender una lengua nueva se ha relacionado también con una mayor protección frente al alzhéimer, precisamente por aumentar la plasticidad en el hipocampo, algo en consonancia con lo ahora descubierto por Selkoe.
Y estos efectos neuroprotectores tienen lugar desde la infancia, como se deduce del estudio. Lo que llevaría a la interesante idea de fomentar en los más pequeños la práctica de actividades nuevas, distintas de la televisión, y la relación con sus iguales, para acumular "reserva cognitiva", tan beneficiosa para enfrentarse a patologías del cerebro. Pero no todo está perdido si en los primeros años no se ha cultivado el cerebro. El estudio de Selkoe demuestra que los ratones adultos que son sometidos a un proceso intensivo y prolongado (ocho semanas, frente a las cuatro que necesitan los más jóvenes) pueden también beneficiarse de la estimulación cognitiva.
Que la actividad cognitiva junto con el ejercicio es buena para proteger el cerebro en modelos de ratón se conoce desde hace años. Pero la gran novedad de este trabajo de Selkoe publicado en Neuron es que revela el mecanismo por el que esto ocurre y su importancia para restaurar la potenciación a largo plazo, fundamental para que tengan lugar los procesos de memoria y aprendizaje, explica José Luis Trejo, responsable del grupo de Neurogénesis Adulta del Instituto Cajal (CSIC). Y es de esperar que el conocimiento de este nuevo mecanismo pueda también abrir la puerta a otros enfoques en la búsqueda de nuevos fármacos para esta devastadora patología.

Información procedente de: http://www.abc.es

 

Alzheimer, una de las principales causas de pérdida de vida saludable.

 España es uno de los países desarrollados con mejores tasas de esperanza de vida y de años de vida saludables lo que, por contra, conlleva que una enfermedad neurodegenerativa como el Alzheimer se sitúe ya entre las principales causas de muerte y de pérdida de años de vida saludable.

   Así se desprende del estudio internacional 'GBD 2010' de la Universidad de Washington (Estados Unidos) y la Fundación Bill & Melinda Gates cuyos resultados publica la revista 'The Lancet', que analiza la evolución del peso de las enfermedades en cada país en los últimos 20 años, desde 1990 a 2010.
   Gracias a los "numerosos logros sanitarios" conseguidos en las dos últimas décadas, según los autores del informe, España ha logrado uno de los mejores índices de esperanza de vida de todo el mundo, pasando de los 76,9 años de 1990 a los 81,3 de 2010.
   Esto ha sido posible, entre otras cuestiones, a la reducción del número total de muertes en niños menores a cinco años a más de la mitad (54%) y al descenso de los fallecimientos de jóvenes por accidentes de tráfico, en un 45,26 por ciento.
   Esto ha permitido también que España sea el segundo país con más años de vida saludables tras Japón, con 70,9 años de media.
   Sin embargo, reconocen los autores, el "precio" de todo esto es el Alzheimer, que ha escalado hasta situarse entre las seis primeras causas de pérdida de años saludables de vida por discapacidad, sólo por detrás del infarto, el ictus, el cáncer de pulmón y el colorrectal y la EPOC.
   Además, el estudio muestra como es la tercera causa de muerte, sólo por detrás del infarto y el ictus.
   Junto a esta enfermedad también ha aumentado la incidencia de otros trastornos de la vejez como las caídas, las patologías musculoesqueléticas y la depresión. Es decir, "los españoles viven una larga vida, pero con enfermedades discapacitantes", según los autores.
   El sedentarismo también ha aumentado como un factor de riesgo que se suma a otros hábitos nocivos para la salud que ya estaban instalados en la sociedad, como el exceso de peso, la dieta y el tabaquismo. Otros factores que hacen perder años saludables de vida son los altos niveles de glucosa en sangre y también el uso de fármacos, que sigue estando entre los 10 primeros factores de riesgo.
   Al igual que en muchos países del mundo, los españoles tienen cada vez mayor cantidad de discapacidades que les dificultan moverse, ver, escuchar y pensar con claridad. Entre las principales causas de discapacidad, junto con el Alzheimer, se encuentran la lumbalgia, la depresión, las caídas, el dolor de cuello y los trastornos musculoesqueléticos.
   El doctor Josep María Haro Abad, director de Investigación del Parc Sanitari Sant Joan de Déu y participante en el estudio GBD 2010 dice que "cuando las personas pasan los 65 años las enfermedades crónicas pueden aparecer, si bien también en muchos casos la medicina permite retrasar el inicio de la enfermedad".

EL ENVEJECIMIENTO VA MÁS RÁPIDO QUE LA MEDICINA

   El problema, añade este experto, es que "el peso del envejecimiento en la carga de enfermedad es superior al avance de la Medicina".
   Además, advierte de que la crisis económica que atraviesa España en la actualidad también incidirá en un futuro cercano en la salud de la población.
   "Por un lado, de forma más aguda, porque está habiendo recortes importantes en lo que se consideraba un derecho, como el acceso universal a la sanidad. Además, se está reduciendo el acceso a algunos tratamientos que son caros, lo que ha generado un impacto directo en la salud", ha explicado este experto.
   Además, también recuerda que la situación económica provoca inestabilidad laboral que "de manera indirecta" provoca un aumento de las enfermedades a través de las tensiones sociales o de las tensiones que padecen las personas, lo que deriva en "una disminución del autocuidado, menos posibilidad de acceder ya no solo a los tratamientos sino también a una buena alimentación, a un buen descanso, etc".

Informaciónprocedente de: http://www.europapress.es

Crean una prueba para detectar en la sangre el Alzheimer en sus primeras etapas

Investigadores británicos han desarrollado una prueba para detectar el Alzheimer en sus primeras etapas. Este mecanismo funciona mediante la búsqueda de una combinación de 'marcadores' de la sangre que son diferentes en las personas sanas y en las personas con la enfermedad.
 
En concreto, la prueba utiliza algunas proteínas que han sido fuertemente vinculados con la enfermedad de Alzheimer, como amiloide y APOE. Así, a través de un análisis de sangre de las personas con la enfermedad, así como de los que tienen problemas de memoria en fase inicial, los investigadores han conseguido detectar algunos otros marcadores que eran sugestivos de la enfermedad.

En este sentido, el profesor de la Universidad de Nottingham, Kevin Morgan, ha informado de que todavía tienen que "validar" la prueba aunque ha asegurado que la combinación de marcadores encontrados es un resultado "muy prometedor".

"Nuestros hallazgos son emocionantes porque demuestran que es técnicamente posible distinguir entre personas sanas y aquellas con la enfermedad de Alzheimer mediante un análisis de sangre. A medida que los análisis de sangre son una manera rápida y fácil de ayudar a diagnóstico, estamos muy animados con estos resultados y el potencial que tienen para el futuro", ha señalado.
Asimismo, ha señalado que esta prueba podría ayudar a dar un diagnóstico definitivo y que, además, podría dirigir terapias futuras para asegurar que los pacientes están recibiendo el tratamiento más adecuado. 

"Darle a la gente con demencia un diagnóstico preciso no siempre es fácil, por lo que la construcción de nuestro arsenal de técnicas de diagnóstico es vital. Aunque todavía queda mucho camino por recorrer antes de que una prueba de este tipo podría estar disponible, los resultados son prometedores. Cuando se usa junto con otras técnicas de diagnóstico, un análisis de sangre de este tipo podría ser de gran ayuda", ha zanjado el director de Investigación de Investigación de Alzheimer del Reino Unido, Eric Karran.

Información procedente de: http://www.telecinco.es

 

domingo, 10 de marzo de 2013

Deterioro Cognitivo y Lesiones cerebrales vasculares, más que una mera relación.

Detección temprana del Alzheimer…
La lesión cerebral vascular es más determinante para el deterioro cognitivo que las placas beta amiloides
 
Investigadores estadounidenses sugieren que la detección temprana del Alzheimer no deben dejar de lado las lesiones cerebrovasculares.

La lesión cerebral vascular ocasionada por la hipertensión o un infarto es un factor de riesgo del deterioro cognitivo más determinante que la aparición de placas amiloides en el cerebro, vinculadas con la enfermedad de Alzheimer. Así se desprende de los resultados de un estudio del Centro de Investigación del Alzheimer de la Universidad de California en Davis, Estados Unidos, publicado en el último número de la revista Neurology.

Los investigadores intentaron determinar si existía una correlación entre la lesión cerebral vascular y la presencia de placas de beta amiloide, al tiempo que trataron de descifrar el efecto que cada factor tiene sobre la memoria y el funcionamiento cognitivo.

Los estudios realizados previamente en animales habían sugerido que sufrir un derrame cerebral favorecía la aparición de placas de beta amiloide en el cerebro, pero en este caso no se encontraron pruebas que sustentaran tal vinculación.
Sin embargo, ha explicado Bruce Reed, uno de los autores del estudio, lo que sí se pudo observar fue que la presencia de una enfermedad cerebrovascular era más determinante en la función cognitiva que la formación de estas placas.
De hecho, y aunque la mitad de los participantes del estudio tenía niveles anormales de beta amiloide y la otra mitad sufría algún tipo de daño cerebral vascular, “realmente fue muy claro que el amiloide tenía muy poco efecto pero, en cambio, la lesión cerebral vascular presentaba efectos claramente negativos”, ha explicado Reed.

En el estudio participaron 61 individuos de ambos sexos que tenían entre 65 y 90 años de edad, con una edad media de 78 años. Treinta de los participantes eran clínicamente “normales”, 24 tenían algún tipo de problema cognitivo y siete habían sido diagnosticados de demencia.

Los participantes se sometieron a una resonancia magnética para medir el daño cerebral vascular y a un PET para medir la presencia de placas beta amiloides.
El estudio mostró que tanto la memoria como la función ejecutiva estaban correlacionadas negativamente con los infartos cerebrales, que afectaban especialmente a la sustancia gris de la corteza y la subcorteza. Y aunque los infartos eran comunes en este grupo, variaban mucho según su tamaño y ubicación, y de hecho hubo muchos que habían estado clínicamente en silencio.

En cambio, el nivel de amiloide en el cerebro no se correlacionó bien con los cambios en la memoria o en la función ejecutiva.
Reed ha asegurado que el estudio es importante porque “hay un enorme interés en la detección de la enfermedad de Alzheimer en su etapa más temprana, antes de que una persona presente síntomas clínicos”.

Por ello, ha apostillado, “tras este estudio los médicos deberían pensar en que la detección temprana del Alzheimer es algo un poco más complejo y no se debe dejar de lado la presencia de lesiones cerebrovasculares”.

Información procedente de: http://www.alzheimeruniversal.eu
Fuente: www.jano.es