martes, 21 de mayo de 2013
Los pacientes con enfermedad de Alzheimer que padecen una depresión tienen una menor capacidad de realizar tareas cotidianas. Es decir, la autonomía de los pacientes no solo se ve proporcionalmente disminuida por el grado de deterioro cognitivo, sino también por la intensidad de los síntomas depresivos. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) y publicado en la revista Journal of Alzheimer’s Disease.
En palabras del doctor Yaakov Stern, director de la investigación, “nuestro estudio sugiere que el tratamiento de la salud mental en las personas con enfermedad de Alzheimer podría retrasar la pérdida de su independencia;
no en vano, estos son los primeros resultados en los que se observa que
la disminución en la función y la cognición están relacionadas entre sí
en el tiempo y que la presencia de la depresión se asocia con deterioro funcional más rápido”.
El Alzheimer y las mujeres.
Descubren causa genética del Alzheimer que sólo afecta al sexo femenino.
Según
un estudio publicado por la revista “Nature Genetics”, se ha
identificado un gen del cromosoma femenino X que podría contribuir el
desarrollo de la enfermedad de Alzheimer en las mujeres.
Las mujeres poseen dos copias del gen estudiado, el PCDH11X. Los hombres solamente poseen una copia. “El hecho de tener dos veces el mismo gen hace que las mujeres tengan más posibilidades de desarrollar la demencia”, explica el neurólogo argentino Francisco Cazas.
Las mujeres poseen dos copias del gen estudiado, el PCDH11X. Los hombres solamente poseen una copia. “El hecho de tener dos veces el mismo gen hace que las mujeres tengan más posibilidades de desarrollar la demencia”, explica el neurólogo argentino Francisco Cazas.

Mediante la comparación, se demostró que las mujeres que recibían por herencia dos copias de la variante del gen, localizado en el cromosoma X presenciaban un riesgo altamente mayor de desarrollar la enfermedad.
Las mujeres que tenían una sola copia también mostraron un riesgo elevado de sufrir la enfermedad, mientras que los hombres que tenían un solo cromosoma X exhibieron efectos más débiles de desarrollarse que los de las mujeres en la misma situación.
"Cuando comparamos a los pacientes de Alzheimer con las personas no afectadas, la mayor y más significativa diferencia estaba en el grupo de mujeres con dos copias de la variante PCDH11X, que fue encontrada de forma más común en el grupo de enfermas de Alzheimer", explicó el doctor Younkin.
Para tener en cuenta sobre el Alzheimer:
- Alrededor de 18 millones de personas en todo el mundo padecen esta enfermedad.
- Este análisis es la primera evidencia de un factor del mal propio en un género.
- El gen PCDH11X está asociado solamente a mujeres y éstas tienen dos copias. El hombre solamente una.
- La enfermedad se inicia generalmente a los 60 años.
- No se considera parte del proceso natural de envejecimiento.
- Altera los procesos del pensamiento y la memoria ya que se interrumpe la transmisión de mensajes.
Síntomas del Alzheimer:
- Al principio se caracteriza por presentar olvidos leves (cabe aclarar que no todas aquellas personas que tienen olvidos leves tienen Alzheimer)
- Dificultad para recordar acontecimientos recientes o nombres de las personas
- Olvido en hacer tareas simples cotidianas: cepillarse los dientes, peinarse, acudir a algún sitio programado con antelación
- Dificultad para reconocer personas
- Problemas para hablar, leer, entender o escribir
- Pueden volverse agresivas y deambular fuera de la casa
Información procedente de: http://www.enplenitud.com
lunes, 20 de mayo de 2013
Tratar de sacar a un enfermo de alzhéimer de su realidad puede confundirle.
Intentar sacar de su realidad a un enfermo de alzhéimer en la fase avanzada de la dolencia, cuando, además de dejar de ser quien era por la pérdida de su memoria, comienza a sufrir limitaciones en el lenguaje o en la conducta, puede producir mucha confusión en el paciente.
En estos estadios de la enfermedad, es más
recomendable “seguirles la corriente” de alguna manera, lo que no
implica “tratarlos como si fueran bobos, porque no lo son, sino que
tienen limitada su capacidad de juicio, e intentar traerlos al recuerdo
de una manera indirecta”; es decir, dándoles “pistas” de la realidad
para que ellos puedan venir a ella por sí mismos.
La neuróloga María del Carmen Pérez Viéitez ha expuesto estos consejos en la nueva edición del Aula de Pacientes del Hospital de Gran Canaria Doctor Negrín, dedicada esta vez a los “cuidados al cuidador de pacientes con demencias”.
Esta especialista ha recalcado que cuidar a un enfermo de alzhéimer
“no es algo que se escoge, sino que se tiene que aprender”, de ahí que
haya llamado la atención sobre la importante responsabilidad que se
adquiere a la hora de atender los requerimientos de unos pacientes que
sufren una enfermedad que “nunca se sabe cuándo va a terminar, ni de qué
manera”.
Ser una persona muy tranquila, con capacidad de adaptación a cada
etapa de la enfermedad, que es diferente en cada paciente, y de entender
que la patología “progresa y que no se pueden hacer nada por evitarlo”
son algunos de las características que debe reunir un “cuidador ideal”
de un enfermo de alzhéimer.
Pérez Viéitez ha destacado que estos cuidadores suelen sentirse
culpables por no considerarse suficientemente capacitados para tratar a
estos pacientes y por tener que tomar decisiones difíciles “sin ningún
apoyo”, de ahí que haya insistido en la necesidad de saber pedir ayuda y
delegar funciones en personas del entorno del enfermo.
Esta neuróloga del centro Doctor Negrín se ha referido a las ayudas y
apoyos no farmacológicos que pueden encontrar los cuidadores de
pacientes con demencias tanto en los gabinetes psicológicos de las
asociaciones de enfermos como en los trabajadores sociales que les
asisten en los centros de día, si bien ha subrayado que el médico que
lleva al paciente es el que mejor les puede orientar sobre su medicación
y sobre las medidas que pueden tomar en el día a día.
Aunque en fases iniciales de la enfermedad es recomendable tratar al paciente con terapias de recuerdo, reafirmación y orientación en el entorno, en su estadio avanzado el cuidador debe ser “muy flexible” con el enfermo, a quien, cuando afirme que su madre, fallecida hace muchos años, ha venido a verle, no se debe decir que ha muerto, porque para él sería como recibir la noticia por primera vez.
En estas situaciones, lo mejor es preguntarle qué tal estaba su
progenitora y “seguirle la corriente en todo lo que sea imprescindible”
para, posteriormente, “darle la noticia real, por decirlo así, o darle
pistas sobre ella, y que él mismo venga a la realidad”, sin necesidad de
“traerlo bruscamente”.
La doctora ha informado de que los cuidadores de este tipo de
enfermos, que suelen ser aislados, aunque cuenten con apoyos puntuales,
suelen sufrir trastornos psicológicos como ansiedad y depresión, otros
de tipo alimentario, además de insomnio, agotamiento físico y sobrecarga
emocional, ésta última muy relacionada con los trastornos de conducta
que puede desarrollar el paciente.
Además, ha destacado que otro de los obstáculos que pueden encontrar
estos cuidadores, cuando se trata de los hijos del enfermo, se relaciona
con las situaciones en que éstos se revelan cuando sienten que su
autonomía se limita, ya que comienzan a depender de sus descendientes. Y
a estos les cuesta, a su vez, aceptar que tienen que tomar decisiones
por sus ascendentes, lo que genera en ellos sentimientos de culpa y
duda.
Para la neuróloga María del Carmen Pérez, el ingreso de estos pacientes en una residencia “no es una decisión médica”, sino que ha de tomarse cuando no se pueda garantizar su adecuado cuidado en su domicilio, que, en principio, es el mejor sitio para tratarlos y donde muchos llegan a pasar todo el proceso de su dolencia, con una buena cobertura social, muchos hijos y disponibilidad de tener cuidadores externos en momentos puntuales, además de la asistencia a centros de día.
En cualquier caso, la especialista ha insistido que en estos casos no
se debe hablar de enfermedad, sino de enfermos, porque no hay dos
iguales ni existe una línea estándar que se pueda seguir de una manera
general para tratarlos.
“Cada caso es un mundo y cuando empiezas nunca sabes ni cómo ni cuándo va a acabar”, ha referido.
Información procedente de: http://www.efesalud.com
Música para un cerebro saludable
Los beneficios que
aporta aprender a tocar un instrumento en el cerebro se mantienen a
pesar de que, si tras la infancia, se abandona la práctica.
Estudiar música durante la infancia ayuda a que se formen conexiones
alternativas en el cerebro de los niños. Un factor que, además, permite
que mejore el rendimiento cognitivo en otros ámbitos, aparte del
musical. Además, una reciente investigación señala que las clases de
música en la infancia pueden convertirse en una de las mejores
inversiones para la salud cerebral del futuro anciano y compensar la
pérdida cognitiva propia del envejecimiento. En este artículo se detalla por qué recibir clases de música en la infancia ayuda a que el futuro anciano disfrute de un mejor funcionamiento cognitivo.
Numerosas investigaciones han demostrado que escuchar música durante la infancia
o recibir clases de música tiene un importante efecto positivo para el
desarrollo cognitivo y social de los más pequeños. Un estudio realizado
por científicos de la Universidad Northwester, en EE.UU., mostró que la formación musical genera conexiones neuronales que mejoran otros aspectos de la comunicación. Por este motivo, los niños que estudian música tienen un vocabulario más amplio y una mejor capacidad de lectura.
Beneficioso para el cerebro
Pero recibir una formación musical durante la infancia puede tener beneficios también muchos años después. Según un análisis realizado por psicólogos del Centro Médico de la Universidad de Kansas (EE.UU.), y publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría, recibir clases de música en la infancia ayuda a que el futuro anciano disfrute de un mejor funcionamiento cognitivo.
El estudio musical ayuda a crear conexiones alternativas en el cerebro que permiten compensar la pérdida cognitiva propia de la vejez.
Para este estudio, los investigadores distribuyeron a 70 personas de
entre 60 y 83 años de edad en tres grupos en función de su experiencia
musical. Uno de los grupos era el de las personas que no habían recibido
ningún tipo de formación musical. Otro estaba formado por mayores que
habían empezado a estudiar música en la infancia y habían recibido
formación durante menos de nueve años. Y en el tercer grupo estaban los
ancianos que habían estudiado música como mínimo diez años.
Todos los participantes contaban un nivel de estudios y un estado de forma física similar y no tenían signos de sufrir la enfermedad de Alzheimer.
Además, quienes habían recibido algún tipo de formación musical, habían
empezado a estudiar música hacia los diez años de edad,
aproximadamente. En cuanto al tipo de instrumentos, más de la mitad
habían recibido clases de piano, mientras que casi una cuarta parte de
los participantes habían aprendido a tocar instrumentos de viento. Y
varios se habían formado en percusión.
Con música, un cerebro con más memoria
Los participantes tuvieron que realizar tests de rendimiento cognitivo.
Los investigadores querían evaluar funciones cognitivas que suelen
disminuir con la edad y que empeoran cuando se sufre algún tipo de demencia.
Los ancianos que había recibido algún tipo de formación musical
obtuvieron mejores resultados que los que no la habían recibido.
Asimismo, las personas que tenían más años de formación musical fueron
las que, en general, obtuvieron mejores resultados, sobre todo, en las
pruebas de memoria visual, en las de nombrar objetos y en flexibilidad cognitiva (la capacidad de la mente para adaptarse a la nueva información).
Como señala Brenda Hanna-Pladdy, autora principal del estudio, "realizar
una actividad musical durante toda la vida es un ejercicio cognitivo
estimulante que ayuda a que el cerebro se enfrente mejor a los problemas
del envejecimiento. Asimismo, como el estudio de un
instrumento musical requiere años de práctica, seguramente favorece la
creación de conexiones alternativas en el cerebro que permiten compensar la pérdida cognitiva propia de la vejez".
Para un cerebro sano, más años de educación musical
A la vista de los resultados de este estudio, no es necesario tocar un
instrumento toda la vida para beneficiarse de las lecciones musicales
recibidas durante la infancia.
La mitad de los participantes en la investigación que habían percibido
una formación musical hacía años que no practicaban. Y obtuvieron los
mismos buenos resultados que las personas que habían estado tocando toda
su vida. Así que, como opinan los investigadores, parece ser
que son más importantes los años de educación musical recibidos en la
niñez que continuar tocando un instrumento toda la vida.
Otros beneficios de la formación musical durante la infancia
Más allá del aumento del rendimiento cognitivo en diversos ámbitos,
aprender música durante la infancia ofrece otra serie de beneficios a
nivel psicológico y social:
- ayuda a mejorar la capacidad de concentración.
- los niños que tocan en bandas u orquestas aprenden a trabajar en equipo, lo que fomenta valores como la cooperación y la solidaridad.
- la música es una actividad placentera que, además, puede ser muy relajante.
- estudiar un instrumento musical fortalece la autoestima.
domingo, 19 de mayo de 2013
Tratar la inflamación del cerebro en las enfermedades neurodegenerativas.
La inflamación del cerebro juega un papel importante en el desarrollo de enfermedades como el trauma cerebral agudo, los accidentes cerebro vasculares o las afecciones crónicas como la enfermedad de Alzheimer, el Párkinson o la esclerosis. Por lo tanto, una posible diana terapéutica para el tratamiento de la enfermedad puede ser bloquear a los causantes de esa neuroinflamación.
El trabajo que está desarrollando el grupo de María Trinidad Herrero
del Programa 1 de Ciberned estudia la inflamación en neurodegeneración y
en demencias. En este estudio se analiza el tipo de células que
sobreexpresan CCL2 en varios escenarios de la infiltración de células T
en el cerebro, en tres especies diferentes.
La infiltración de linfocitos es un fenómeno importante en la
respuesta inflamatoria en la neurodegeneración. Enfermedades del tejido
cerebral como los tumores cerebrales y las infecciones virales o
bacterianas muestran subconjuntos de células T infiltradas. Por lo tanto
el control de la entrada de las células sanguíneas puede tener
importancia clínica e implicaciones terapéuticas. Hasta ahora sabíamos
que la CCL2 es una quimiocina que participa en la inflamación del
cerebro, pero no teníamos clara su contribución a la entrada de los
linfocitos en el parénquima.
Las imágenes obtenidas demuestran que los astrocitos perivasculares
son los responsables de la expresión de la CCL2 en las tres situaciones
analizadas, en las tres especies diferentes. Los resultados demuestran
que la expresión de CCL2 por los astrocitos contribuye a la entrada de
los linfocitos en el parénquima cerebral. En los experimentos llevados a
cabo en ratones, el bloqueo de CCL2 por un anticuerpo neutralizante
específico atenuaba la infiltración. Por otra parte, el hecho de que el
nivel de CCL2 se correlacione con la infiltración de células T y no con
el número de linfocitos circulantes sugiere que la presencia de CCL2 en
los astrocitos contribuye en el proceso de extravasación de linfocitos y
desempeña un papel importante en la entrada celular.
Desde un punto de vista terapéutico, la manipulación de CCL2 puede
tener un efecto beneficioso en enfermedades neurodegenerativas. La
expresión de CCL2 se ha relacionado con la agresividad del glioma y, de
hecho, el uso de anticuerpos neutralizantes CCL2 ha sido sugerido como
una posible estrategia para su tratamiento. Sin embargo, la
investigación de la infiltración CCL2 se ha centrado principalmente en
la función de los macrófagos infiltrados de tumor, pero no en otros
tipos de células. Este trabajo sugiere que, como los macrófagos, la CCL2
también pueden mediar en la infiltración de linfocitos en el glioma y
contribuir al nivel de agresividad. Esta puede ser una de las dianas
terapéuticas para controlar la infiltración de linfocitos en los tumores
cerebrales.
En consecuencia, en otros procesos neuroinflamatorios, como el trauma
cerebral agudo, los accidentes cerebrovasculares o las afecciones
crónicas como la enfermedad de Alzheimer o el Párkinson, la inflamación
prolongada y sostenida mediada por CCL2 pueden tener efectos
citotóxicos, empeorando la incidencia y la gravedad de la enfermedad.
El estudio ha sido realizado por María Ángeles Carrillo-de Sauvage 1,2, Aurora Gómez 1,2, Carmen María Ros 1,2, Francisco Ros Bernal 1,2, Eduardo D. Martín 3, Ana Pérez-Vallés 5, José M. Gallego Sánchez 4, Emiliano Fernández Villalba 1,2, Carlos Barcia Sr. 4, Carlos Barcia Jr. 1,2 y María Trinidad Herrero 1,2.
1- Clinical and Experimental Neuroscience, Universidad de Murcia, 2- CIBERNED, Facultad de medicina de la Universidad de Murcia, 3- Instituto de Investigación en Discapacidades Neurológicas (IDINE), Universidad de Castilla-La Mancha, 4- Departamento de Neurocirugía del Hospital General Universitario de Valencia, 5- Departamento de Patología del Hospital General Universitario de Valencia.
Información procedente de: CIBERNED
Que actitud debe tener el cuidador de una persona con demencia ante situaciones conflictivas.
En la acción de cuidar a una persona con demencia hay que tener siempre presente unos principios y actitudes que ayudan mucho en el manejo de situaciones conflictivas, aquí os presento algunas que os ayudar:
Dignidad y respeto:
nuestras acciones tienen que respetar siempre a la persona enferma en
todas las fases de la enfermedad. Los sentimientos y la memoria
emocional perduran siempre; hablar por ejemplo del estado del paciente
en su presencia puede resultar muy doloroso. Con el enfermo de Alzheimer
el trato siempre debe y tiene que ser exquisito y su dignidad
prevalecerá por encima de cualquier otra consideración.

No anular: el cuidador
no debe suplir todas las actividades, sino solo aquellas que no pueda
hacer la persona. Su objetivo es ayudar y facilitar la autonomía
planificando las actividades básicas (aseo, comer, vestirse, etc.), las
instrumentales (hacer una llamada telefónica, preparar comida, etc.) y
las avanzadas (conversar mientras se pasea, ir algún espectáculo, etc.),
naturalmente hasta que el enfermo pueda.
Manejo del estrés:
rebajar todo lo posible el estrés del enfermo será uno de los objetivos
del cuidador. El paciente con Alzheimer vive a otro ritmo, la paciencia
del cuidador y respeto de los tiempos que necesita la persona para
realizar una determinada actividad son fundamentales en cualquier
estrategias para reducir el estrés.
Adaptación del cuidador:
la persona está enferma y las limitaciones intelectuales y en su
autonomía tienen que ser aceptadas, destacando siempre lo positivo, los
momentos buenos del día. En un paciente con demencia va disminuyendo de
manera progresiva su rendimiento cognitivo y aumenta su dependencia,
manifestándose sus alteraciones psicológicas y de comportamiento. En
este sentido un entorno adecuado puede ayudar a minimizar, si no todos,
algunos trastornos conductuales.
Adaptar el ambiente: Las tres características que deben tener un ambiente adecuado son:
Que sea sencillo: el
entorno debe ser lo más simplificado posible, pero conservando siempre
las cosas personales y recuerdos del paciente. Un entorno complicado
puede contribuir a la manifestación de problemas psicológicos y
conductuales, pero un ambiente despersonalizado también puede hacer que
aparezcan.
Que sea estable:
establecer rutinas, no cambiar los hábitos y gustos del enfermo, las
cosas que le gustan, sus cosas preferidas, sus colores y sus olores
preferidos. Y si es posible vivir en el mismo domicilio.
Que sea seguro: evitar o suprimir todo tipos de peligros.
Finalmente, destacar, que la principal
actitud que creo es un gran recurso para el cuidador es aceptar lo que
hay en cada momento. Asumir que la demencia es un proceso que incluye a
la persona afectada y a los cuidadores y que nadie puede solo con la
situación: buscar apoyo, asesorarse y formarse es fundamental.
sábado, 18 de mayo de 2013
Los especialistas recomiendan no relacionar vejez con demencia.
"Con el paso de los años existe un declive del nivel cognitivo que se traduce en una disminución en el desempeño por cambios fisiológicos, pero esto es diferente a tener una patología", explican.
Justamente en el marco de los pedidos de los hijos Alfredo Di Stefáno, de declarar incapaz a su padre, especialistas de la salud, piden que no se confundan a las personas mayores con dementes.
Los profesionales consultados por Télam evitaron referirse al caso
en particular del actual presidente de Honor del Real Madrid pero
coincidieron en que "los pedidos de incapacidad por parte de los
familiares de los adultos mayores suelen ser una herramienta que se
utiliza cuando existe en juego una herencia o bien cuando se ponen en
cuestión situaciones como nuevas parejas".
"Más allá del debate del caso del ex jugador es importante que como
sociedad entendamos que el adulto mayor puede decidir. No todas las
personas mayores tienen demencia y, aún cuando exista algún deterioro
cognitivo, esto puede no afectar su discernimiento", dijo a Télam el
psicogerontólogo Ricardo Iacub.
Docente de la cátedra de Vejez y Tercera Edad de la Facultad de
Psicología de la UBA, Iacub describió que "con el paso de los años
existe un declive del nivel cognitivo que se traduce en una disminución
en el desempeño por cambios fisiológicos, pero esto es diferente a tener
una patología".
"Aún cuando existe deterioro cognitivo, no siempre éste afecta las
funciones de la personas. Por ejemplo, yo tenía un paciente con
problemas de memoria pero que comprendía perfectamente la realidad y
tenía capacidad de decidir", detalló.
En el mismo sentido, el médico psiquiatra Pablo Richly, jefe de la
Clínica de Memoria de INECO, aclaró que "la demencia no necesariamente
produce incapacidad" y explicó que esta última se da cuando "la persona
pierde su capacidad de discernir y, por tanto de tomar decisiones".
"Esto tiene que ver con la seguridad de la persona, el autocuidado y
el cuidado de los demás porque una persona con un deterioro grave no
tiene libertad de decidir porque está bajo la influencia de su
patología", añadió.
A principio de mayo, los hijos de Di Stéfano, de 86 años, se
presentaron ante la justicia madrileña para solicitar su declaración de
incapacidad ante la intención del ex jugador de River, Huracán y Real
Madrid de querer casarse con una mujer 50 años más joven que él que fue
su secretaria durante una década.
Dos días después, los descendientes del crack publicaron un
comunicado en el que argumentaban que la "decisión de promover la
incapacitación de nuestro padre se basa, exclusivamente, en el deseo de
favorecer su máxima protección en todos los órdenes de su vida".
"No sucede siempre y no puedo opinar en el caso concreto de Di
Stéfano, pero la estrategia de pedir la incapacidad o interdicción de
una persona es común entre los herederos", señaló la doctora en Derecho
María Isolina Davobe.
La letrada describió que "basado en el prejuicio de que no pueden
establecer nuevas relaciones amorosas o de que no tienen capacidad para
hacer buenos negocios, muchas veces se intentan cercenar los derechos de
las personas mayores".
"La capacidad es una regla de oro en nuestra jurisprudencia, tanto
en Argentina como en España, y se trata de una condición que una vez que
se adquiere a los 18 años no se puede restringir salvo que lo determine
un juez", sostuvo.
Davobe, directora del Centro de Investigaciones en Derecho de la
Ancianidad de la Universidad Nacional de Rosario, explicó que "en
Argentina existe la figura de incapacidad y de inhabilitación. La
diferencia es que la primera implica una restricción total de las
decisiones y la persona queda bajo la `tutela` de un curador, en tanto
en el segundo caso el curador es alguien que `asiste`".
Y a modo de ejemplo describió que una persona incapaz no tiene
firma para ningún acto, en tanto una persona declarada inhábil firma
junto a su curador.
"Un elemento importante en el derecho argentino a partir de la Ley
de Salud Mental es que en el caso de que un juez determine la
incapacidad debe hacer una lista de las cosas que esa persona tiene
restringidas, en tanto todo lo que está por fuera lo tiene permitido",
sostuvo.
Los especialistas coincidieron también en que "existen casos en los
que la seguridad de la persona está en juego, entonces esta medida es
una forma de ponerlos a salvo".
"Hay indicios a los que conviene estar atentos y que resumimos en
la frase `algo está pasando`. No se trata de que la persona baje el
rendimiento, algo que es normal, sino de que empieza a tener conductas
que antes no tenía como agresividad o incapacidad de resolver problemas
de la vida cotidiana", describió Richly.
En tanto Iacub añadió que "cuando vemos dificultades para
desarrollar actividades de la vida diaria conviene consultar con un
especialista; hay veces que con asistencia en determinadas funciones el
problema se resuelve y la persona conserva su autonomía".
“Determinar que una persona tiene deterioro cognitivo no es algo
que se pueda hacer en una sola entrevista y, además, tiene que estar
respaldado por una prueba objetiva que consiste en la realización de
diversos test neuropsicológicos”, concluyó Richly.
(Télam)
Información procedente de: http://www.eldiario24.com
miércoles, 15 de mayo de 2013
La soledad aumenta el riesgo de demencia.
Estar casado o vivir en compañía es un factor protector contra el deterioro de las funciones cerebrales.
La soledad es un factor importante de sufrimiento psicológico. Ahora, un reciente estudio publicado en la revista 'Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry' señala que, además, puede afectar de forma negativa a las funciones cognitivas de los mayores. En este artículo se describe cómo las personas de la tercera edad que no tienen apoyos sociales y se sienten solas muestran un riesgo mayor de sufrir deterioro cognitivo debido a la demencia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la demencia como "un síndrome que implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria". Aunque la enfermedad de Alzheimer es la más frecuente (representa entre el 60% y el 70% de los casos), hay otros tipos como la demencia por cuerpos de Lewy, la demencia vascular (consecuencia de infartos y hemorragias cerebrales) o la degeneración frontotemporal.
La OMS estima que en el mundo hay unos 35 millones de personas que padecen deterioro cognitivo y entre un 2% y un 8% de la población de 60 años o más lo padece en algún momento de su vida.
El impacto personal y social de la demencia.
Los factores psicológicos como el sentimiento de soledad y la depresión asociados al riesgo de sufrir demencia se estudian cada vez más. Otros factores
que contribuyen a desarrollar la enfermedad, como indica la OMS, son
"las enfermedades vasculares, como la diabetes, la hipertensión y la
obesidad en la mediana edad, el tabaquismo y la inactividad física".
Este problema de salud genera un fuerte impacto psicológico y social, ya que los afectados son muy dependientes. El deterioro que provoca la enfermedad es progresivo.
En las primeras etapas, los afectados tienen muchos despistes y pierden
la noción del tiempo. Luego, olvidan acontecimientos recientes y
nombres de personas, se comportan de forma extraña y necesitan ayuda
para realizar muchas actividades cotidianas. En las fases más avanzadas
de la enfermedad, pueden ser agresivas, se pierden y dejan de reconocer a
amigos y familiares.
En los países desarrollados cada vez hay más personas mayores y, en
consecuencia, más casos de este deterioro progresivo e irreversible.
Según un estudio realizado en EE.UU. y publicado en 'The New England
Journal of Medicine', el coste económico que suponen las demencias se
habrá duplicado en el año 2040.
Soledad y demencia
La soledad también podría ser una reacción psicológica cuando empiezan los primeros signos de la demencia.
Para analizar cómo influye la soledad en la demencia, un grupo de
investigadores del Centro Médico de la Universidad de Ámsterdam
(Holanda) hicieron un seguimiento durante tres años a 2.000 personas
mayores sin síntomas en el momento de inicio del sondeo. Este formaba
parte de un proyecto más amplio conocido como Estudio de la Tercera Edad
en Ámsterdam (AMSTEL), con el que los científicos querían evaluar los
factores de riesgo para la depresión y la demencia en las personas
mayores.
En el AMSTEL, los investigadores analizaron los signos de soledad
y su relación con el deterioro cognitivo. Para ello diferenciaban a
quienes se sentían solos de los que no tenían esta sensación aunque
vivieran solos, no estuvieran en pareja o no tuvieran apoyo social.
Al cabo de los tres años que duró el estudio, el 13,4% de las
personas que se sentían aisladas tenían demencia. En cambio, solo el
5,7% de las que afirmaban estar solas, pero sin sentir soledad,
desarrollaron la enfermedad. Así que la soledad aumenta de forma clara el riesgo de sufrir esta pérdida progresiva de las funciones cognitivas.
Pero la investigación arrojó otras conclusiones interesantes: el 10% de las personas que vivían solas sufrían demencia al final del estudio; y solo el 5% de quienes vivían acompañadas.
Los autores del estudio señalan que "todavía no se conoce bien el papel de los sentimientos de soledad y del aislamiento social en su desarrollo". En su opinión, la soledad podría afectar de manera negativa a las capacidades cognitivas,
ya que las personas que se sienten solas las utilizarían mucho menos
que las que tienen más relaciones sociales. Aunque también podría ser
que la soledad fuera una reacción psicológica cuando empiezan los
primeros signos de pérdida de la función cerebral.
La importancia del diagnóstico precoz
A la vista de la relación entre soledad y demencia, los autores del
AMSTEL consideran que es necesario "un mejor conocimiento del
sentimiento de soledad en esta enfermedad para identificar a las
personas que tienen más riesgo de padecerla". Es fundamental realizar un diagnóstico precoz, ya que no hay ningún tratamiento que pueda curar la enfermedad.
Además, según el Informe Anual sobre el Alzheimer 2011 realizado por Alzheimer's Disease International (ADI), solo el 25% de los 35 millones de afectados por algún tipo de deterioro cognitivo ha sido diagnosticado y realiza un tratamiento.
Información procedente de: http://www.consumer.es
martes, 14 de mayo de 2013
La dieta mediterránea sirve para combatir la demencia.
Para prevenir la demencia es beneficioso seguir una dieta mediterránea rica en ácidos grasos omega-3, según constató un estudio realizado en Estados Unidos. Igualmente, estos beneficiosos no son aplicables a personas con diabetes.
Un estudio publicado en la revista estadounidense Neurology reveló que seguir una dieta de tipo mediterránea disminuye el riesgo de las personas a padecer problemas de demencia
en la vejez. En las pruebas realizadas, quienes tenían este tipo de
alimentación eran 19% menos propensos a tener problemas cognitivos y de
memoria que quienes ingerían otros alimentos.
El médico de la Universidad de Alabama en Birmingham y la Universidad de Atenas, Georgios Tsivgoulis, consignó que la forma de alimentarnos es una de las cosas que podemos modificar y que puede ayudar a conservar nuestra memoria a pesar del transcurrir de los años, según consigna el portal Larazon.es.
Para eso, debemos incorporar a nuestros platos el
pescado, el aceite de oliva, consumir poca carne roja y productos
lácteos grasos.
Además de la comida, precisó el experto, otras actividades que influyen en disminuir nuestro riesgo es el ejercicio, evitar la obesidad, el no fumar así como también resulta relevante la toma de medicamentos para tratar enfermedades como la diabetes y la hipertensión.
La muestra
Para comprobar los efectos beneficiosos de la dieta mediterránea, los investigadores analizaron una muestra compuesta por 17.478 africanos y caucásicos que tenían 64 años de media.
Luego del análisis, pudieron constatar que el 19% de los sometidos que seguían una dieta rica en Omega 3 eran menos proclives a tener problemas de memoria que quienes no tenían esos hábitos alimenticios.
Además, no notaron diferencias entre blancos y negros en cuanto al deterioro. El estudio fue posible gracias a la financiación del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares, los Institutos Nacionales de Salud y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.
Información procedente de: http://noticias.universia.es
El deterioro de la memoria se refleja en los niveles de cortisol.
Investigadores de la UNED han medido el cortisol, una hormona implicada en el aprendizaje y la memoria, para identificar diferentes tipos de deterioro cognitivo ligero –en algunos casos, la fase previa al alzhéimer y otros tipos de demencia–. Los expertos han analizado los niveles de esta hormona en tres momentos del día y han descubierto que se encuentran alterados por la mañana en pacientes con este pronóstico.
“Hemos sido los primeros investigadores en identificar que el
cortisol es una hormona que puede ser utilizada como biomarcador para
identificar ciertos tipos de deterioro cognitivo ligero”, explica César
Venero, investigador del departamento de Psicobiología de la UNED.
Su hallazgo, que se publica en la revista Psychoneuroendocrinology,
se refiere a dos tipos concretos de deterioro cognitivo: el de tipo no
amnésico –donde alguna función ejecutiva está alterada pero la memoria
se encuentra intacta– y el mutidominio –donde tanto algún aspecto de la
memoria como alguna función ejecutiva están afectadas–. Estas patologías
son, en algunos casos, el primer estadio que se observa antes de
desarrollar la enfermedad de Alzheimer u otras demencias.
Los investigadores, miembros del grupo CINCO
de la UNED, evaluaron el estado cognitivo de 56 personas de entre 65 y
90 años, a través de cuestionarios centrados en la memoria semántica, la
memoria a corto y largo plazo y la función ejecutiva. “A partir de esta
evaluación, observamos que 36 personas sufrían deterioro cognitivo leve
y 20 estaban sanas”, indica Herminia Peraita, investigadora de la UNED y
coautora del estudio.
Además, midieron los niveles de cortisol en tres momentos del día: al
despertarse, a media tarde y antes de dormir, teniendo en cuenta que
esta hormona es más abundante por la mañana que por la noche.
Midieron los niveles de cortisol en tres momentos: al despertarse, a media tarde y antes de dormir.
La medición se realizó con muestras de saliva depositadas en un
algodón. “La ventaja de utilizar la saliva es doble. Por un lado, porque
se trata de un método no invasivo y por otro, porque el cortisol que
medimos es el que circula libre por nuestra sangre que, cuando llega al
cerebro, ejerce diversas acciones en nuestro estado de ánimo y en
nuestra memoria”, señala Venero.
Los resultados mostraron que
aquellas personas con deterioro cognitivo de tipo no amnésico y
multidominio presentaban, al despertarse, un patrón de liberación de
cortisol superior a los sujetos sanos con edades y niveles de educación
similares.
Posible regulación con fármacos
Dentro de unos
valores normales, el cortisol es una hormona que influye en el
aprendizaje y en el recuerdo de lo aprendido, “pero si los niveles son
elevados y se mantienen así mucho tiempo, pueden producirse cambios
perjudiciales en nuestro cerebro”, afirma el investigador.
En ese
caso, las neuronas pierden su capacidad de comunicarse entre ellas de
manera correcta e incluso pueden llegar a morir, lo que se traduce en
alteraciones en la función cognitiva.
Los resultados del estudio
abren una puerta a la regulación del cortisol a través de fármacos, que
ayudarían a prevenir o retrasar la aparición de cierto tipos de
deterioro cognitivo asociados a la edad.
Información procedente de: http://www.agenciasinc.es
Cultivos 3D para entender el Alzheimer.
Hace unos años vivimos la reconstrucción de una tráquea humana mediante el cultivo, en esta ocasión tridimensional, de células madre. También se ha podido, con técnicas análogas, crear un corazón palpitante. Recientemente, y por reciente quiero decir hace unos días, según publica Nature Medicine,
hemos visto cómo investigadores del Hospital General de Massachusetts
han conseguido fabricar en el laboratorio riñones de rata que, una vez
trasplantados, empezaban a filtrar la sangre y a descargar orina como
haría cualquier riñón. La medicina regenerativa 3D de cultivos con células madre arranca con fuerza…
En este sentido, un equipo de investigadores del Instituto de Investigación de la Fundación Células Madre de Nueva York, coordinados por Scott Noggle, acaba de publicar en Stem Cell Research el desarrollo de una innovadora técnica de cultivos de células madre en 3D para profundizar en los mecanismos moleculares y celulares que subyacen tras enfermedades como el Alzheimer o Parkinson.
En concreto, se ha conseguido producir cultivos 3D de las denominadas células madre pluripotentes inducidas; cultivos que ya se conocían, en otro contexto, como Cuerpos Embrioides,
que han permitido realizar mediciones de la actividad eléctrica y toma
de imágenes de células vivas hasta poder realizar modelos celulares
tridimensionales de estudio de neuropatologías.
En palabras de los responsables del proyecto, se pretende llevar la
neurodegeneración a una placa de cultivo a partir de la reprogramación
de células pluripotentes inducidas hacia neuronas y otras posibles
células cerebrales desde células de la piel del paciente o muestras de
sangre.
En definitiva, se ha conseguido llevar cultivos neuronales bidimensionales, poco funcionales para estudios in vivo,
hacia las estructuras tridimensionales 3D que han permitido mediciones
finas de la actividad eléctrica neuronal, al mismo tiempo que se han
podido visualizar algo que, siempre según los investigadores, “es clave
para poder elaborar modelos fiables para el estudio de enfermedades
neurodegenerativas”.
Información procedente de: http://es.paperblog.com
8 alimentos que mejoran tu memoria.
Un mito: las neuronas que mueren no se remplazan.
El Dr. Aaron Nelson, en su libro Achieving Optimal Memory afirma que hace algunos años los científicos descubrieron que en el cerebro de los adultos también nacen nuevas neuronas. “Lo esperanzador de este hallazgo es que muchas de esas neuronas crecen en el hipocampo, la estructura cerebral clave para la consolidación de los recuerdos”.
8) Aguacates
Una dieta alta en fibra, granos y frutas como los aguacates y las fresas, pueden disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular y el colesterol malo. Y como esto reduce el riesgo de acumulación de placa, se potencia el flujo sanguíneo hacia el corazón y cerebro. Puedes sumar palomitas de maíz y trigo entero, ricas en fibra y vitamina E.
Fuente: Recetas vegetarianas adventistas.
Todo está en la Naturaleza. Casi todos nos vemos sorprendidos en
alguna oportunidad por un olvido casual o la pérdida del recuerdo de un
dato importante. Y nos preguntamos si podemos hacer algo para mejorar
nuestra memoria. Por suerte sí. Conoce los 8 alimentos "mágicos" que te
ayudarán a conservarla y a prevenir enfermedades como el Alzheimer.
1) Los arándanos.
Poseen antocianinas, un pigmento vegetal que les proporciona su color particular y que tiene la facultad de reducir el daño progresivo del cerebro. Además de ayudar a conservar la memoria, previene la demencia senil y el Alzheimer. Los estudios demuestran que las dietas ricas en arándanos mantienen la mente más joven.
¿Qué es la memoria?
El Dr. Aaron Nelson, Jefe de Neuropsicología del hospital universitario de la Facultad de Medicina de Harvard, dice que “la memoria es tanto aquello que recordamos como nuestra capacidad para recordar”. Y agrega que “no todos los recuerdos se crean de la misma manera: algunos sólo pueden retenerse durante un período corto de tiempo.”
Poseen antocianinas, un pigmento vegetal que les proporciona su color particular y que tiene la facultad de reducir el daño progresivo del cerebro. Además de ayudar a conservar la memoria, previene la demencia senil y el Alzheimer. Los estudios demuestran que las dietas ricas en arándanos mantienen la mente más joven.
¿Qué es la memoria?
El Dr. Aaron Nelson, Jefe de Neuropsicología del hospital universitario de la Facultad de Medicina de Harvard, dice que “la memoria es tanto aquello que recordamos como nuestra capacidad para recordar”. Y agrega que “no todos los recuerdos se crean de la misma manera: algunos sólo pueden retenerse durante un período corto de tiempo.”
Memoria selectiva y de corto plazo.
“Los recuerdos que son importantes o tienen una fuerte carga emocional,
se almacenan en el cerebro durante mucho tiempo. Están tan arraigados
que forman parte de tí”, sostiene el Dr. Nelson. Y define a la memoria
de corto plazo como “aquella información que se necesita recordar
durante unos pocos segundos o minutos, para luego desaparecer”
2) Manzanas
Son ricas en quercetina, un antioxidante que protege al cerebro de las enfermedades neurodegenerativas, entre otras ventajas. Los beneficios de comer una manzana al día son increíbles: protege al corazón, previene resfriados y mejora la memoria y la capacidad pulmonar. (Conclusiones presentadas en el Congreso de Biología Experimental de 2011, en Washington).
¿Qué es la pérdida de memoria?
La pérdida de memoria debido a problemas con áreas específicas del cerebro puede ser diferente: involucrar sólo la memoria de eventos nuevos, eventos remotos o ambos, según la Biblioteca Nacional de Medicina. La pérdida de memoria de corto plazo se llama transitoria y parcial cuando no podemos recordar sólo algunos elementos.
Son ricas en quercetina, un antioxidante que protege al cerebro de las enfermedades neurodegenerativas, entre otras ventajas. Los beneficios de comer una manzana al día son increíbles: protege al corazón, previene resfriados y mejora la memoria y la capacidad pulmonar. (Conclusiones presentadas en el Congreso de Biología Experimental de 2011, en Washington).
¿Qué es la pérdida de memoria?
La pérdida de memoria debido a problemas con áreas específicas del cerebro puede ser diferente: involucrar sólo la memoria de eventos nuevos, eventos remotos o ambos, según la Biblioteca Nacional de Medicina. La pérdida de memoria de corto plazo se llama transitoria y parcial cuando no podemos recordar sólo algunos elementos.
3) Moras y fresas
Las moras, gracias a su alto contenido en antioxidantes, estabilizan el azúcar en sangre y tonifican la memoria. Las fresas tienen vitamina C y antioxidantes, poderosos reconstituyentes. Recuerda agregar estas frutas a los postres, ensaladas frutales y al preparar un desayuno nutritivo.
¿Podemos cuidar nuestra memoria?
“Es cierto que la memoria está determinada en gran parte por nuestros genes, pero conservar un buen estado y un funcionamiento cerebral óptimo depende de muchos factores, y por suerte, la mayor parte de ellos está bajo nuestro control”, señala el Dr. Aaron Nelson en su libro “Achieving Optimal Memory”, de la Facultad de Medicina de Harvard.
4) Espinaca
Esta verdura es rica en luteína, una sustancia que actúa como protectora de las células cerebrales contra el efecto degenerativo. También contiene ácido fólico, vitamina que ayuda a aumentar la velocidad con que procesamos la información y además mejora notablemente el rendimiento mental y la concentración.
Las moras, gracias a su alto contenido en antioxidantes, estabilizan el azúcar en sangre y tonifican la memoria. Las fresas tienen vitamina C y antioxidantes, poderosos reconstituyentes. Recuerda agregar estas frutas a los postres, ensaladas frutales y al preparar un desayuno nutritivo.
¿Podemos cuidar nuestra memoria?
“Es cierto que la memoria está determinada en gran parte por nuestros genes, pero conservar un buen estado y un funcionamiento cerebral óptimo depende de muchos factores, y por suerte, la mayor parte de ellos está bajo nuestro control”, señala el Dr. Aaron Nelson en su libro “Achieving Optimal Memory”, de la Facultad de Medicina de Harvard.
4) Espinaca
Esta verdura es rica en luteína, una sustancia que actúa como protectora de las células cerebrales contra el efecto degenerativo. También contiene ácido fólico, vitamina que ayuda a aumentar la velocidad con que procesamos la información y además mejora notablemente el rendimiento mental y la concentración.
Olvidos, una preocupación.
A muchas personas les preocupa empezar a olvidar las cosas. Piensan que la mala memoria es la primera señal de la enfermedad de Alzheimer, pero puede ser una parte normal del envejecimiento. A medida que pasa el tiempo, ocurren cambios en todas las partes del cuerpo, inclusive en el cerebro. Fuente: Instituto Nacional del envejecimiento.
5) Apio
Tiene un alto contenido de luteolina, un componente que disminuye los efectos del envejecimiento y a la vez reduce la liberación de moléculas que inflaman el cerebro y podrían provocar la pérdida de memoria. El aceite esencial del Apio es usado por sus propiedades antioxidantes y para reducir el colesterol en las arterias.
Si pierdo la memoria ¿voy a tener Alzheimer?
El Alzheimer no es la única causa de la pérdida de memoria. Existen trastornos mucho más habituales y tratables que provocan fallas de la memoria: la hipertensión, la hipercolesterolemia, enfermedades de la tiroides y apnea del sueño. La depresión, el alcoholismo o el insomnio también son causas, dice el Dr. Aaron Nelson.
Otras causas que afectan la memoria.
Los malos hábitos dietéticos, el tabaquismo y un estilo de vida sedentario, también son factores responsables. Es normal olvidarse de algunas cosas, existen lapsus, distracciones o despistes pequeños que forman parte de la condición humana y no deben preocuparnos, según la Guía sobre la Memoria, de la Facultad de Medicina de Harvard.
6) Nueces
Las nueces y las semillas son buenas fuentes de vitamina E, un antioxidante que está asociado con un menor deterioro cognitivo, sobre todo el que se produce con el paso de los años, por eso se sabe que potencian y mejoran la memoria. Además, combaten el cáncer, reducen el colesterol y protegen contra las enfermedades cardiovasculares.
¿Se mueren las neuronas?
Investigaciones recientes demuestran que en el proceso normal de envejecimiento no se pierde un número significativo de neuronas pertenecientes a la región clave del cerebro como el hipocampo, la estructura del cerebro más importante para la memoria.
7) Ginseng
Hay evidencia de que la raíz de esta planta puede fortalecer el cuerpo y aumentar la resistencia al estrés cotidiano. También se utiliza para disminuir los efectos del Alzheimer, el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), el síndrome de fatiga crónica y mejorar la memoria y el estado de ánimo de las personas mayores.
A muchas personas les preocupa empezar a olvidar las cosas. Piensan que la mala memoria es la primera señal de la enfermedad de Alzheimer, pero puede ser una parte normal del envejecimiento. A medida que pasa el tiempo, ocurren cambios en todas las partes del cuerpo, inclusive en el cerebro. Fuente: Instituto Nacional del envejecimiento.
5) Apio
Tiene un alto contenido de luteolina, un componente que disminuye los efectos del envejecimiento y a la vez reduce la liberación de moléculas que inflaman el cerebro y podrían provocar la pérdida de memoria. El aceite esencial del Apio es usado por sus propiedades antioxidantes y para reducir el colesterol en las arterias.
Si pierdo la memoria ¿voy a tener Alzheimer?
El Alzheimer no es la única causa de la pérdida de memoria. Existen trastornos mucho más habituales y tratables que provocan fallas de la memoria: la hipertensión, la hipercolesterolemia, enfermedades de la tiroides y apnea del sueño. La depresión, el alcoholismo o el insomnio también son causas, dice el Dr. Aaron Nelson.
Otras causas que afectan la memoria.
Los malos hábitos dietéticos, el tabaquismo y un estilo de vida sedentario, también son factores responsables. Es normal olvidarse de algunas cosas, existen lapsus, distracciones o despistes pequeños que forman parte de la condición humana y no deben preocuparnos, según la Guía sobre la Memoria, de la Facultad de Medicina de Harvard.
6) Nueces
Las nueces y las semillas son buenas fuentes de vitamina E, un antioxidante que está asociado con un menor deterioro cognitivo, sobre todo el que se produce con el paso de los años, por eso se sabe que potencian y mejoran la memoria. Además, combaten el cáncer, reducen el colesterol y protegen contra las enfermedades cardiovasculares.
¿Se mueren las neuronas?
Investigaciones recientes demuestran que en el proceso normal de envejecimiento no se pierde un número significativo de neuronas pertenecientes a la región clave del cerebro como el hipocampo, la estructura del cerebro más importante para la memoria.
7) Ginseng
Hay evidencia de que la raíz de esta planta puede fortalecer el cuerpo y aumentar la resistencia al estrés cotidiano. También se utiliza para disminuir los efectos del Alzheimer, el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), el síndrome de fatiga crónica y mejorar la memoria y el estado de ánimo de las personas mayores.
El Dr. Aaron Nelson, en su libro Achieving Optimal Memory afirma que hace algunos años los científicos descubrieron que en el cerebro de los adultos también nacen nuevas neuronas. “Lo esperanzador de este hallazgo es que muchas de esas neuronas crecen en el hipocampo, la estructura cerebral clave para la consolidación de los recuerdos”.
8) Aguacates
Una dieta alta en fibra, granos y frutas como los aguacates y las fresas, pueden disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular y el colesterol malo. Y como esto reduce el riesgo de acumulación de placa, se potencia el flujo sanguíneo hacia el corazón y cerebro. Puedes sumar palomitas de maíz y trigo entero, ricas en fibra y vitamina E.
Fuente: Recetas vegetarianas adventistas.
Por qué ahora nos falla más la memoria, esa palabra tan unida al Alzheimer.
Cada vez es más frecuente escuchar comentarios acerca de la mala memoria en personas sanas. Y la cosa tiene su explicación en un mundo con exceso de información.
Si ahora mismo
hiciéramos una encuesta sobre “¿Con que relaciona Vd. el Alzheimer?”
estoy segura de que una gran mayoría de respuestas hablarían de la
pérdida de la memoria. Es de conocimiento general que esta enfermedad
suele detectarse por numerosos fallos en la capacidad de recordar y
llega hasta su deterioro total.
Pero ¿qué es la memoria?...sí, en un primer momento la respuesta está clara: la capacidad de recordar, pero hay mucho más detrás de esta palabra tan unida al Alzheimer.
En realidad la memoria es una función del cerebro diseñada por la Biología para ayudarnos a sobrevivir. En un medio hostil esta capacidad nos ayuda a acumular habilidades y conocimientos que nos permitan la supervivencia. Esta ha sido su función a lo largo de la evolución humana y por ello podemos decir que la memoria no es un fin, es un medio.
Los científicos han estudiado esta capacidad cerebral llegando a la conclusión de que en el proceso de memorización hay tres fases: la de Registro, cuando recibimos la información; la de Retención, cuando esa información es almacenada en nuestro cerebro y la de Recuperación, cuando podemos encontrar aquella información guardada que nos es necesaria.
Este fascinante proceso, que se ha perfeccionado a lo largo de miles de años de evolución, está pasando en nuestros días por algo que no se había dado nunca con anterioridad.
La Naturaleza diseñó nuestra memoria para que fuera capaz de retener información compleja relacionada con estímulos básicos: olores, sabores, sonidos, colores, texturas, estructuras. Todo aquello que puede constituir la diferencia entre vivir o morir…era imprescindible para el hombre prehistórico recordar que frutos podía comer y cuales no, por ejemplo. Sin embargo, esta capacidad que nos ha sido útil durante tanto tiempo, se está enfrentando con un nuevo reto.
Cada vez es más frecuente escuchar comentarios acerca de la mala memoria en personas sanas. ¿A que puede deberse esto?. Según estudios realizados el primer factor responsable de esta merma sería el cambio en el tipo de estímulos que nuestra memoria debe retener hoy en día.
Vivimos inmersos en una cantidad excesiva de información -Prensa, TV, Internet-, en gran parte numérica- claves, pins, códigos, matrículas o teléfonos, entre otros-. Nuestro cerebro no está pensado para almacenar este tipo de informaciones y por ello le cuesta más retener y olvida más fácilmente estos datos.
El proceso evolutivo que hemos seguido hasta ahora ha necesitado miles de años para llegar a nuestro actual nivel de desarrollo. Sin embargo la evolución del mundo en que habitamos ha sufrido cambios drásticos en apenas unas decenas de años, y esos cambios se suceden a velocidades que nuestra biología no puede seguir.
Resumiendo se podría decir que si queremos tener y mantener una buena memoria, hablando de personas sanas, necesitaríamos reducir el número de estímulos visuales que nos rodean, aumentar la atención consciente cuando tratamos de fijar nueva información y, por último, utilizarla lo más a menudo posible, lo que no se usa se acaba perdiendo y necesitamos hacer ejercicio con el “músculo” de la memoria.
Pero ¿qué es la memoria?...sí, en un primer momento la respuesta está clara: la capacidad de recordar, pero hay mucho más detrás de esta palabra tan unida al Alzheimer.
En realidad la memoria es una función del cerebro diseñada por la Biología para ayudarnos a sobrevivir. En un medio hostil esta capacidad nos ayuda a acumular habilidades y conocimientos que nos permitan la supervivencia. Esta ha sido su función a lo largo de la evolución humana y por ello podemos decir que la memoria no es un fin, es un medio.
Los científicos han estudiado esta capacidad cerebral llegando a la conclusión de que en el proceso de memorización hay tres fases: la de Registro, cuando recibimos la información; la de Retención, cuando esa información es almacenada en nuestro cerebro y la de Recuperación, cuando podemos encontrar aquella información guardada que nos es necesaria.
Este fascinante proceso, que se ha perfeccionado a lo largo de miles de años de evolución, está pasando en nuestros días por algo que no se había dado nunca con anterioridad.
La Naturaleza diseñó nuestra memoria para que fuera capaz de retener información compleja relacionada con estímulos básicos: olores, sabores, sonidos, colores, texturas, estructuras. Todo aquello que puede constituir la diferencia entre vivir o morir…era imprescindible para el hombre prehistórico recordar que frutos podía comer y cuales no, por ejemplo. Sin embargo, esta capacidad que nos ha sido útil durante tanto tiempo, se está enfrentando con un nuevo reto.
Cada vez es más frecuente escuchar comentarios acerca de la mala memoria en personas sanas. ¿A que puede deberse esto?. Según estudios realizados el primer factor responsable de esta merma sería el cambio en el tipo de estímulos que nuestra memoria debe retener hoy en día.
Vivimos inmersos en una cantidad excesiva de información -Prensa, TV, Internet-, en gran parte numérica- claves, pins, códigos, matrículas o teléfonos, entre otros-. Nuestro cerebro no está pensado para almacenar este tipo de informaciones y por ello le cuesta más retener y olvida más fácilmente estos datos.
El proceso evolutivo que hemos seguido hasta ahora ha necesitado miles de años para llegar a nuestro actual nivel de desarrollo. Sin embargo la evolución del mundo en que habitamos ha sufrido cambios drásticos en apenas unas decenas de años, y esos cambios se suceden a velocidades que nuestra biología no puede seguir.
Resumiendo se podría decir que si queremos tener y mantener una buena memoria, hablando de personas sanas, necesitaríamos reducir el número de estímulos visuales que nos rodean, aumentar la atención consciente cuando tratamos de fijar nueva información y, por último, utilizarla lo más a menudo posible, lo que no se usa se acaba perdiendo y necesitamos hacer ejercicio con el “músculo” de la memoria.
Información procedente de: http://www.hechosdehoy.com
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